sábado, 19 de abril de 2014

Dentro del sepulcro

Una idea para trabajar en la noche del viernes santo a la espera de la Resurrección:

  • Imagina que eres amigo de José de Arimatea.
  • Imagina que, junto con José y las santas mujeres, trasladas al sepulcro el Cuerpo inanimado de Jesús.
  • Imagina que depositado el cuerpo llagado de Jesús en la fría piedra de aquella cueva escavada en roca, te has quedado dormido en un rincón oscuro vencido por lo agresivo de los recientes acontecimientos vividos.
  • Imagina que la gran piedra que hace de puerta de la cueva se cierra sin que nadie advierta que tú, dormido, estás oculto dentro.
  • Imagina que pasado algún tiempo te despiertas y descubres que estás solo con el Cuerpo de tu Señor. Sabes que las mujeres vendrán al día siguiente a adecentar el Cuerpo yacente de Jesús, por eso no te pones nervioso en tu inesperado encierro.
  • Imagina ahora que tienes todo el tiempo que necesita tu afecto para recorrer cada una de las divinas llagas y, sin que nadie te pueda observar, las besas y las adoras, una por una; acaricias los miembros sangrantes de tu Señor; manos que bendijeron a todos y pies que recorrieron todos los caminos en busca de los hijos de Dios.
  • Imagina que destapas la herida costal de la lanzada y que desde allí descubres los secretos más protegidos del Corazón del Señor, a quien le confías todas tus necesidades y tus intimidades.
  • Ahora, imagina que esta ficción fuera verdad.

Y lo que, quizás, no puedes alcanzar con la imaginación, sí lo puedes alcanzar con tu deseo. Porque el Corazón de ese Cuerpo yerto está a punto de comenzar a palpitar nuevamente. Y tú serás testigo, tan privilegiado como escondido, de ese asombroso acontecimiento. ¡Cuántos envidiarán tu osadía!
¿Quieres seguir imaginando o es un sueño que se ha hecho realidad?

Vero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario