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viernes, 10 de febrero de 2017

La música divina

HojaClaveSolDios ha impreso música en la naturaleza creada.
Cada cosa que nos rodea nos puede llevar a Dios.
Frente a una persona, delante, tenemos una buena imagen del mismo Dios, de ese Dios personal, porque todo hombre lleva en sí mismo impresa -aunque no quiera, aunque no lo merezca; nadie lo merece- la imagen de Dios.

Cada humano es un icono divino. Si amamos a Dios sobre todas las cosas (primer mandamiento, caridad divina), no podremos dejar de amar a todos los hombres (caridad humana), a cada hombre o mujer.

Insisto: Dios escribe música en el pentagrama de su Creación.

Vero.

sábado, 4 de febrero de 2017

Jesús es presentado en el Templo de Jerusalén

PresentacionJesusTemploSegún la tradición de Israel, un judío, a los pocos días de nacer había de ser presentado en el Templo de Jerusalén para ser ofrecido a Dios y purificar a la madre.
Un anciano,  Simeón, había recibido una iluminación especial del Espíritu Santo revelándole que, antes de morir, sus ojos verían al Mesías de Israel. Actualmente la piedad de la Iglesia refiere este suceso en el cuarto misterio de gozo del rosario.
Y en aquel Templo, cuando María y José fueron a presentar a Jesús,  Simeón lo vio.

¿Qué pena si Jesús pasara junto a nosotros y, después de toda una vida esperándole, no le reconociéramos o nos pillara distraídos? ¿Qué asunto puede ser más importante?

Y Jesús pasa a caballo de aquel suceso, de este gozo, de eso que has visto, de ese pensamiento oculto, de lo que te sugiere la conciencia, de lo que oíste incluso sin querer, a través de esa amistad, de aquel libro, de ese sentimiento,  de aquel afecto y de una corazonada... y está en ese dolor, en esa ansiedad, en tus hijos y en tu cónyuge, en aquella necesidad, en la vigilia y en tus sueños, en tu cruz, en el cielo de tu corazón y en el de aquellos que amas, donde te espera.

Y, ahora, ¿le reconoces?
No le hagas esperar y acógelo en tu cuerpo, que es templo del Espíritu Santo, porque por tu bautismo tú eres sagrado para Dios.

Vero.

domingo, 11 de diciembre de 2016

María, Custodia de Cristo

MariaCustodiaUna alegoría preciosa: Cristo en el vientre de la Virgen, su Custodia.
Y en Adviento y Navidad, con mayor razón, porque Cristo, aún no hecho Eucaristía, habitó el vientre de su Protectora, de su Madre.
Vero.


jueves, 21 de mayo de 2015

El Niño dormido

Cuando un niño se duerme, abandonado en los brazos de su madre o de su padre, aun en las circunstancias más ordinarias como viajando en el Metro, esto es lo que pasa.

¿No os habéis quedado alelados contemplando cómo duermen plácidamente antes de apagar su luz por la noche?

¿Y no sois capaces de sentir la presencia de su ángel que le guarda?

¿Y cuántas veces les has tenido que decir al tuyo que no se quedara con el infante, que se viniera contigo, que tú también lo necesitabas?

Pues fíjate qué pasaría por el corazón inmaculado de María cuando -en mayo- el Niño se le quedara dormido.

Vero.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Niño inocente

Leía hace unos días un texto de San Josemaría que se expresaba así:
«Al tratar a Jesús no tengáis vergüenza, no sujetéis el afecto. El corazón es loco, y estas locuras de amor a lo divino hacen mucho bien, porque acaban en propósitos concretos de mejora, de reforma, de purificación, en la vida personal. Si no fuese así, no servirían para nada».

Y ahora, observando detenidamente esta sencilla imagen, ¿no os gustaría ser ese corderillo y dar calor con vuestras lanas a ese Niño que juega, ignorante, con vosotros?

Vero.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

El susurro de lo ordinario

Relata el libro de los Reyes (19, 9a. 11-13a) un encuentro de Dios con el profeta Elías:
"En aquellos días, cuando Elías llegó al Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo:
-«Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va pasar! »
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hizo trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapo el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada da la cueva"
.
Elías se tapa el rostro porque los israelitas pensaban que la majestad de Dios era tal que ningún hombre podía ver a Dios sin morir inmediatamente, por lo que el relato demuestra que Elías sabía que en la brisa estaba Dios.

De todos los fenómenos naturales que se describen, Dios elige la brisa para hacer significativa su presencia. Podía haber elegido lo grandioso, lo estruendoso, lo destructivo del mundo, pero elige la brisa, lo más amable, refrescante y suave.

En nuestra vida pasa algo parecido. Dios se manifiesta en cada acontecimiento ordinario de nuestra vida, pero no debemos esperar huracanes porque la Divinidad se nos hará presente en el delicado susurro de lo ordinario: basta con aplicar el oído y huir del ruido que nos circunda.

Vero.

miércoles, 23 de julio de 2014

Ver más allá

Continúa San Mateo en el capítulo 10 de su evangelio:
"El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro".
Tenemos que ver a Dios en cada uno de los demás: quizá sea la única forma de que la caridad de Dios les llegue, a través de nosotros.

Vero.


martes, 22 de julio de 2014

La elección

Dice San Mateo en su capítulo 10:
"No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí".
Seguir a Cristo es transgresor. Aquí y ahora es el tiempo del príncipe de las tinieblas, pero sabemos que esta hora pasa. Para mantenernos firmes debemos tener la mirada siempre puesta en Dios, porque quien le ve a El ve a su Padre.

Vero.

jueves, 17 de julio de 2014

Buscar su rostro

Dice el salmo 104 (4-5):
"Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca".
Recurrir al Señor, en toda circunstancia, siempre es una buena idea. Tan buena, que quizá no se te ocurra a ti, probablemente sea una sugerencia del Espíritu Santo. Es una invitación continua a buscar el rostro del Señor.

¿Te has preguntado alguna vez qué significa el "rostro"? Aquello por lo que se reconocen las personas, lo que exteriormente las hace específicas. El rostro del Señor es la característica por lo que le identificamos, aquello que nos manifiesta. Lo que Dios nos da a conocer es su única idea, el Hijo, la Palabra hecha carne. Por tanto, buscar el rostro del Señor es contemplar a Jesús.

Y ¿qué rasgos encontramos en ese rostro? Estos son los rasgos: las maravillas que hizo, sus prodigios y las sentencias que emanan de su boca. Reconoces al Señor cuando eres consciente de sus maravillas, sus prodigios y sus mandatos.
Su Ley es tu Vida.

Vero.


domingo, 6 de julio de 2014

La luz de tus ojos

Continúa diciendo el salmo 18:
"Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos".
Con frecuencia buscamos la alegría en personas o acontecimientos relacionados con nosotros,  pero fuera de nosotros. Más avanzado el camino, la insatisfacción nos indica algo del error cometido y nos hace descubrir que la alegría es algo interior y que, por tanto,  aun contando con elementos externos debemos buscarla dentro de nosotros.

Cuando convierto el centro de mi corazón en el trono de la realeza divina, basta con mirar en mi interior para descubrir a tan augusto huésped, que tan amorosamente legisla en mi reino con sus rectos y dulces mandatos.

Para ver en tu interior necesitas luz en tus ojos, esa misma que te proporcionará el amable objeto de tu cálida mirada.

Vero.

jueves, 3 de julio de 2014

La bondad de Dios

Sigue el salmo 102 con las siguientes palabras:
"No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles".
En Dios, la palabra justicia se escribe con la grafía de la palabra misericordia. Ninguna justicia quedará saqueada pero el pecador tiene un atractivo irresistible para la misericordia divina: basta con acercarse a ella.

Por eso no nos trata como merecen nuestros pecados, ¿o es que tú no tienes pecados?, ni nos paga según nuestras culpas, ¿o tú no eres acreedor de culpas? Pues si tienes pecados y tienes culpas, también "tienes derecho" a la Misericordia, por eso acércate con confianza al tribunal del perdón.

Quizá no comprendas bien cómo se articulan justicia y misericordia, como tampoco seas consciente cada día del amanecer, sencillamente cuentas con él porque lo has visto así siempre. Así actúa la bondad de Dios: "Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles".

Ahora te he dado un motivo diario para que te acuerdes de la bondad de Dios cuando cada día, al asomarte a la ventana, veas los primeros rayos de luz, porque el firmamento te anuncia diariamente la obra de sus manos.

Vero.

domingo, 22 de junio de 2014

Cuerpo entregado, Sangre derramada

Los calificativos y participios siempre matizan algún aspecto de los sustantivos a los que acompañan: no son el sujeto, pero lo atornillan y le sacan brillo porque indican alguna característica especial del sustantivo.

En la fiesta del Corpus Christi, vemos a Jesús oculto bajo las especies sacramentales de pan y vino. Sabemos por la fe que allí está sacramentalmente presente bajo esas especies con su cuerpo glorioso, aunque no se nos hace manifiesto a los ojos corporales.

Sin embargo, si nos preguntamos ¿cómo es el Cuerpo del Señor? De inmediato nos sale una respuesta que lo adjetiva: ENTREGADO. Lo dice el sacerdote cada día sobre el altar cuando consagra el pan: el cuerpo del Señor será entregado por vosotros y por todos los hombres. Jesús ya se ha entregado.

Y si nos preguntamos ¿cómo es la Sangre del Señor? También surge la respuesta de la misma fuente: DERRAMADA para el perdón de los pecados.

Por eso, cuando ahora miro a Jesús, expuesto sacramentalmente en la Custodia para la adoración de fieles y ángeles, identifico en mi interior la realidad CORPUS CHRISTI con Cuerpo ENTREGADO y Sangre DERRAMADA: pan y vino, entrega y perdón.

¿Te atreves tú a poner más calificativos?

Vero.

viernes, 13 de junio de 2014

Ver a Dios en el niño

Si eres madre, si eres padre, o si vives rodeado de niños, te habrá ocurrido con frecuencia que te quedas prendado de la sencillez y simplicidad de sus modos, gestos y gracietas.
Incluso contando con sus travesuras se advierte una ausencia total de malicia. A lo sumo, cierta complicidad  con la atención expectante de sus padres que le observan embobados.

En la intimidad del alma de ese niño, una vez bautizado, inhabita la Santísima Trinidad que santifica intensamente con su presencia a ese pequeño hijo de Dios, todavía inocente. Así, con todas las palabras: en y con esa criatura conviven el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y con ellos María, porque donde están las tres personas divinas no puede faltar la que ostenta los títulos de hija, madre y esposa de la divinidad.

Ante el Señor Sacramentado, presente en el Sagrario o en el altar, la piedad sugiere al fiel cristiano una genuflexión de adoración. De modo semejante y salvando las distancias, ante ese niño, quizá todavía bebé o enfermo o impedido, cuya alma no ha sido aun mancillada por el pecado personal, limpio de la culpa original por el agua bautismal y regenerado para la vida de la gracia mediante esa inhabitación trinitaria, ¿qué tendríamos que hacer? ¿También una genuflexión?  No ya por la persona humana de la criatura, que es reflejo de Cristo y que de por sí ya merecería todo nuestro respeto, sino en razón de la dignidad de aquellas personas divinas a quienes hospeda.

Ahora, padre o madre, cuando mires a tu hijo o a esa inocente criatura, adora en él al Dios Uno y Trino que aloja, porque ese niño es verdaderamente templo de Dios; y tú, adulto que cuidas de ese hijo, que le sirves y proteges, haces funciones de "sacerdote" de ese templo. Dios, que se fía de ti, madre o padre, te confía lo sagrado de tus hijos, que son suyos, para que se los cuides con ternura. O ¿acaso no sientes con frecuencia esa inmensa ternura por cada uno de tus hijos? ¿Quién crees que ha puesto esos sentimientos hacia ellos en tu corazón? 

Y a ese Dios cuya inmensa bondad contemplas a través de tu hijo, ¿no le pedirás fervorosamente por esa criatura como es tu gravísima obligación sagrada de padre o madre?

Ahora, cuando mires a tu hijo..., quizá se te hayan abierto los ojos.

Vero.

viernes, 16 de mayo de 2014

Pax Christi!

En la antífona de comunión de la misa de la misa del lunes de la IV semana de Pascua se cita el versículo 19 del capítulo 20 del Evangelio de San Juan, que dice así:
"Entró Jesús y se puso en medio de sus discípulos y les dijo: Paz a vosotros".
¿No te han sonado a música celestial esas palabras: Paz a vosotros?
Justo cuando los apóstoles viven inmersos en una etapa de confusión emocional porque todavía no  han terminado de asimilar todos esos acontecimientos que acaban de vivir, escuchan esas maravillosas palabras que les desean la paz.

Además, esa paz no es deseada para ellos por cualquiera sino que es la Paz, la que solo puede venir de Dios, esa Paz que solo puede ser acogida por un corazón enamorado, esa Paz que no puede ser alojada en otro lugar que en las bambalinas del amor.
¿Conoces alguna forma mejor de saludar a los demás que con esa fórmula cristiana de desear la paz a los demás?  Pax Christi!
Vero.

viernes, 9 de mayo de 2014

La cena de Emaús

Ya han llegado a Emaús los dos discípulos procedentes de Jerusalén con Jesús, su acompañante fortuito. El Señor hace ademán de continuar con el camino pero aquellos dos personajes le disuaden con el ruego de que se quede con ellos.

Se disponen a cenar y Jesús parte el pan. Justo en ese momento -relatarán después a los apóstoles aquellos discípulos- reconocieron a Jesús, porque hasta ese momento no sabían quién era.

Jesús hace un gesto que les abre los ojos; la fe es una virtud personal que se asienta en el alma dispuesta, pero procede de Dios. Jesús había preparado con la explicación de las Escrituras a las almas de aquellos dos abatidos y solo después realiza el signo que les abre los ojos para que le reconozcan.

Aquellos discípulos ya habían empezado a hacer su oración con Jesús, pero no lo podían contemplar, porque la contemplación requiere el reconocimiento de lo contemplado.

Solo con la fe podemos contemplar, porque solo con la fe reconocemos a Jesús, sabiendo que Él se vale para ello sobre todo de las circunstancias ordinarias, de un acto tan simple y común como es partir el pan.

Solo la contemplación te proporcionará la inteligencia de la paz, capaz de saciarte de gozo, porque te hará reconocer la presencia de Dios.

Vero.