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jueves, 24 de julio de 2014

El sueño de José

El evangelio nos proporciona noticias al menos en dos ocasiones de que San José, que se encuentra en una encrucijada sin saber qué hacer, es avisado en sueños por un ángel que le indica qué debe hacer en esas situaciones. El ángel no le explica las razones por las que debe actuar así, sencillamente transmite un mensaje.

Los ángeles son mensajeros de la voluntad divina y Dios no suele dar explicaciones de sus mandatos: la fe en Dios exige fiarse de que aquello que nos propone es verdad y bien.
Una vez avisado, San José disipa sus dudas y se pone manos a la obra divina. Algo tan efímero y etéreo como el sueño es utilizado por Dios para transmitir su voluntad con suavidad.

Mira atentamente en tu vida por si a ti te pasa como a José, que Dios emplea tus horas de sueño para sugerirte el horizonte de tu vida.
¿Es que no te pasa nunca que -sin razón o con ella- te despiertas en mitad de la noche y le das una y otra vuelta a esa idea, a ese problema o a ese cariño? ¿Quién crees que te despierta? ¿Quién crees que te sugiere?

¿Sabes cómo saber si esas sugerencias vienen o o de Dios? Pregúntate si te traen paz, que es signo divino. Otro signo indeleble es considerar si lo que piensas o decides en esos momentos está de acuerdo con la doctrina de Jesucristo, recogida y enseñada por su Iglesia.

No debes consentir en que una idea nocturna se haga obsesiva, pero si te despiertas o notas la suavidad de la sugerencia divina, tanto en la vigilia como en el sueño, no desperdicies la oportunidad de iniciar una oración personal de intimidad con Dios a través de tu ángel custodio. Imita a José y responde a ese Dios que te corteja con fidelidad.

Y en cualquier caso, nunca te acuestes lejos del agua bendita, del rosario y de tu crucifijo. Aun durmiendo, tienes toda la noche para orar mientras tu ángel custodia vela por ti.

Vero.

jueves, 10 de julio de 2014

La conversión del corazón

Dice el salmo 84:
"Voy a escuchar lo que dice el Señor: Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón".
La paz: ¿Qué es la paz? Dice este salmo que la paz es algo anunciado, un don. Pero lo anunciado se recibe como algo escuchado y esto exige una actitud atenta.

No basta con oír, hay que escuchar. Por eso la paz no llega a todos los oídos: el anuncio de la paz es percibido por el pueblo de Dios, por sus amigos y por los que -enemistados con él- se convierten de corazón.

¿Quién tendrá la dicha de obtener de Dios la conversión del corazón? Quizá el principio del camino de esa conversión sea empezar a caminar por senderos de atenta escucha.

Tienes que convencerte de que necesitas, todos los días, unos minutos de elocuente silencio.

Vero.


viernes, 4 de julio de 2014

Inclina tu oído hacia mí

Dice el salmo 114:
"Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: Señor, salva mi vida".

Dios es relación, por eso siempre oye lo que sus sujetos de relación quieren comunicarle. Sin embargo, a Él esto no le basta: no solo oye sino que permanece a la escucha. Mantiene una actitud activa e interesada por cuanto queremos decirle, e inclina su oído para acoger mejor nuestras palabras de súplica.

Acostúmbrate a tocar en el Corazón de Dios invocando su nombre: eso es oración. 
Ten la seguridad de que se te abrirán las puertas de la intimidad divina y saldrán a recibirte.

Vero.

jueves, 26 de junio de 2014

Adoro Te Devote

Quinto día de la octava del Corpus Christi:

Santo Tomás de Aquino compuso el siguiente himno eucarístico:

1. Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto ver­da­de­ramente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al con­tem­plarte.

2. Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta con el oído para creer con firmeza. Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

3. En la Cruz se escondía sólo la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad. Creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

4. No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios. Haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere, que te ame.

5. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que da la vida al hombre. Concédele a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.

6. Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre: de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

7. Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

O resumido en transversal: Te adoro con devoción, Tú que eres verdadero Dios y verdadero hombre, Quiero amarte y alimentarme de ti, Limpia mi pecado porque quiero ver tu gloria.

Vero.

miércoles, 25 de junio de 2014

Del pan y del vino

Cuarto día de la octava del Corpus Christi:

Continuando con el post de ayer en que María manifestaba la necesidad de aquellos esposos recién casados porque no tenían vino, nos damos cuenta de que el vino representa en esta escena aquello de lo que se carece.

Anteriormente habíamos visto que en las manos de Jesús, el pan siempre se multiplica, se consagra y se reparte. En estas escenas evangélicas el pan es aquello que se posee y, puesto que se posee, se ofrece, se da.

En tu oración, ofrece tu pan -lo que tienes- a Dios, y ofrece tu vino, aquello de lo que careces. Dicho de otro modo, pon todo lo que eres o lo que quisieras ser, lo que tienes o lo que quisieras tener, lo que haces o lo que omites, tus alegrías, tristezas, preocupaciones en manos de Dios.

Cada día, todo tu pan y todo tu vino.

Vero.

jueves, 19 de junio de 2014

Santificado sea tu nombre

"Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre..."
Repite otra vez: "...santificado sea tu  nombre".
Y otra: "...santificado...", "... tu nombre".

¿No comienzas a notar la dulzura de esas palabras?
Tienes el paladar astragado si no consigues apreciar los aromas que traen al corazón esta petición de la oración dominical que Jesús mismo nos enseñó.

Pero, no te asustes: si te ocurre así, puedes darle la vuelta a estas palabras y pedirle al Padre, que en virtud de su nombre, te santifique a ti, que aún eres incapaz de saborear su Palabra.

Vero.

miércoles, 18 de junio de 2014

Rectificar la intención

Dice San Mateo en el primer versículo del capítulo 6 de su evangelio:
"Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial".
La falta de rectitud de intención en nuestras acciones las hace infecundas y pervierte los pensamientos. Si lo piensas despacio descubrirás que es difícil que en nuestras acciones no se cuelen como por rendijas intenciones que no son rectas, dobleces en el pensamiento y vanidades en nuestros compromisos.

Eso quiere decir que si queremos tener rectitud de intención, esa intención ha de ser rectificada. Y si no puedes conseguirlo antes de realizar tu propósito, rectifica después, pero rectifica. Medita en el gran valor que tiene la contrición y avalora el espíritu de examen.

Ora a tu Padre, que ve en lo escondido.

Vero.

domingo, 15 de junio de 2014

La Trinidad y María

Representación pictórica de Murillo.
Dios, en su inmensa bondad no solo nos envía a su único Hijo Jesucristo, sino que Padre e Hijo nos envían al Espíritu Santo, el don de Dios.

Esto ya era suficiente, pero nos ama tanto que quiere reforzar la proximidad de su presencia y entonces toma relación con una criatura de sus manos de una manera excepcional, con María.

¿Qué cómo se relaciona con ella? Pues a su modo, como es Él y como es ella: la Trinidad y la Criatura.
Por eso María es hija de Dios Padre, madre de Dios Hijo y esposa de Dios Espíritu Santo.

Y tú, como yo, eres familia de María, por eso tenemos en ella a una gran valedora. Pero sobre todo, tenemos a una madre.
Para esta solemnidad de la Santísima Trinidad, ya te he dado un motivo de alegría además de un buen tema de oración.

¡Cómo no vamos a tener en alta estima esa breve oración que podemos repetir con frecuencia!:
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Vero.

miércoles, 11 de junio de 2014

Te serviré

Por la mañana,  nada más despertar y conseguir el suficiente acopio de conciencia,  dirgiré mi pensamiento y palabras al Señor y le diré: "Hoy, te serviré".

Luego, conforme avance el día, las circunstancias o la propia comodidad intentarán invalidar mi intención primigenia y tendré necesidad de rectificar la intención una vez y otra, y otra más; porque yo, Señor,  hoy quiero servirte.

Y caerá el día y es posible que haya jornadas, una y otra, en las que la conciencia me alerte y me recrimine que no he servido como había prometido. 

Entonces, dolido y confiado, pediré perdón a Dios y cerraré los ojos esperando una nueva singladura para con renovada ilusión volver a decirle al Señor: "Hoy, también te serviré".
Serviam!

Vero.

jueves, 15 de mayo de 2014

La sombra de la Custodia

En cierta ocasión entré en una Iglesia en la que tenían expuesto a Jesús Sacramentado. Unas ancianas mujeres, con una gran delicadeza que manifestaba su cariño, embellecieron el altar y parte del presbiterio con flores, velas y un biombo tapizado con una rica tela. La Custodia, bien iluminada, destacaba especialmente sobre el fondo rojizo que proporcionaba el biombo.

La luz incidía directamente sobre la Custodia brillante, mientras que la blanquísima Forma sagrada, sujeta en el dorado viril, proyectaba sobre el biombo una sombra oscura que reproducía fielmente el perfil de la artística Custodia.

Yo, en mi oración, le decía al Señor sacramentado:
La sombra tiene la misma forma que la Custodia que la proyecta, pero no son lo mismo la Hostia consagrada que su tenue sombra, solo se parecen, comparten la forma visual. Sin embargo, en la Eucaristía Dios nos oculta su divinidad, que no vemos, de modo semejante a como la sombra nos indica esa forma del blanco de la Hostia consagrada. 
Salvando las distancias, hay una cierta "homotecia esencial" entre la divinidad, la custodia con la Forma consagrada que en ella se aloja y su sombra proyectada.
¿Me voy a extrañar, entonces, de que Dios se me oculte bajo la especie del Pan?

Vero.

sábado, 10 de mayo de 2014

María, mujer eucarística y de oración.

Hoy, sábado de la III semana de Pascua, el salmo responsorial está tomado del Salmo 115 del que extraigo algunos fragmentos:
¿Qué retornaré al Señor por todas las cosas que me ha dado?
Tomaré el cáliz de la salvación, e invocaré el nombre del Señor.
...
Oh, Señor, siervo tuyo soy; yo soy siervo tuyo e hijo de tu esclava.
Tú rompiste mis lazos, a ti sacrificaré hostia de alabanza, y el nombre del Señor invocaré.
Es una invitación a la acción de gracias que nos sugiere el modo de llevarla a buen término: tomar el cáliz de salvación invocando el nombre del Señor; una imagen preciosa de la Eucaristía (el cáliz de salvación) y la oración (invocar el nombre de Dios). Las dos realidades son fuentes de intensa interacción con la gracia divina.

Además, somos siervos de Dios porque somos hijos de su esclava: el título con el que María (mujer eucarística en palabras de San Juan Pablo II) se ofrece a Dios en la embajada del Ángel que culmina con la Encarnación del Hijo de Dios.
Y vuelta a la misma imagen: el sacrificio de una oblación de alabanza y la invocación del nombre del Señor.

¿No te queda claro, querido lector, la realidad que Dios busca en ti?  Pan y Palabra, Eucaristía y Oración.
¿Encontrará la divinidad en ti eso que busca? No te preocupes, pero no dejes de pedírselo a María.

Vero.

viernes, 9 de mayo de 2014

La cena de Emaús

Ya han llegado a Emaús los dos discípulos procedentes de Jerusalén con Jesús, su acompañante fortuito. El Señor hace ademán de continuar con el camino pero aquellos dos personajes le disuaden con el ruego de que se quede con ellos.

Se disponen a cenar y Jesús parte el pan. Justo en ese momento -relatarán después a los apóstoles aquellos discípulos- reconocieron a Jesús, porque hasta ese momento no sabían quién era.

Jesús hace un gesto que les abre los ojos; la fe es una virtud personal que se asienta en el alma dispuesta, pero procede de Dios. Jesús había preparado con la explicación de las Escrituras a las almas de aquellos dos abatidos y solo después realiza el signo que les abre los ojos para que le reconozcan.

Aquellos discípulos ya habían empezado a hacer su oración con Jesús, pero no lo podían contemplar, porque la contemplación requiere el reconocimiento de lo contemplado.

Solo con la fe podemos contemplar, porque solo con la fe reconocemos a Jesús, sabiendo que Él se vale para ello sobre todo de las circunstancias ordinarias, de un acto tan simple y común como es partir el pan.

Solo la contemplación te proporcionará la inteligencia de la paz, capaz de saciarte de gozo, porque te hará reconocer la presencia de Dios.

Vero.

jueves, 8 de mayo de 2014

El deseo y el Amor

Discretamente y como en confidencia me contaba una persona que una tarde interrumpió su trabajo y decidió ir a una Iglesia próxima a su domicilio para hacer un rato de oración. Su propósito era pedir por las necesidades acuciantes de otras personas cercanas que le habían confiado sus preocupaciones y necesidades.

Por el camino y en su interior iba diciéndole al Señor que cuando llegara al templo abriría figuradamente las puertas del Sagrario para alojar allí las personas por las que tenía intención de pedir.

Al llegar a la Iglesia se encontró con la agradabilísima sorpresa de que, a pesar de lo intempestivo de la hora (media tarde), el Santísimo permanecía expuesto en la Custodia sobre el altar del presbiterio.

No se había dado cuenta de que era un jueves previo al primer viernes de mes, en el que tradicionalmente la Iglesia propone a los fieles la adoración de la Eucaristía: el párroco de esa Iglesia había decidido exponer al Santísimo Sacramento durante toda la tarde.

Allí hizo su oración pausada, confiada, profunda y tranquila. Esta vez, al regresar a su casa, le repetía al Señor:
Señor, yo iba con la intención de alojar a esos amigos necesitados en el Sagrario sin saber quién me lo "abriría": la oración de deseo abriría la puerta del tabernáculo. Sin embargo, Tú -en tu generosidad- quisiste que aquellos pocos que estuvimos en la Iglesia te tuviéramos sobre el altar.
Adonde no hubiera podido llegar mi deseo, llegó sobradamente tu Amor.
Una vez más el Señor sale a tu encuentro.

Vero.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Abre, Señor, mis labios

Dice la antífona de entrada de la Misa del miércoles de la III semana de Pascua:
"Llena está mi boca de tu alabanza, y de tu gloria todo el día. Te aclamarán mis labios, Señor, y mi lengua todo el día recitará tu auxilio. Aleluya".

El contacto con Jesús resucitado produce estos efectos: no poder callar y gozo rebosante.
¿Es posible emplear mejor los labios que pronunciando las palabras que Dios mismo nos ha entregado.

La lectura meditada de la Sagrada Escritura engendra en quien la lee con el corazón abierto una necesidad imperiosa de alabanza al Altísimo porque no puede sino reconocer su inmensa sabiduría.

Para que mantengas íntegra la presencia de Dios, te propongo que hoy repitas frecuentemente la siguiente oración de alabanza de gran tradición en la liturgia de la Iglesia:
V. Domine, labia mea aperies. [Abre tú, Señor, mis labios]
R. Et os meum anuntiabit laudem tuam. [Y mi boca publicará tus alabanzas]
Vero.

lunes, 5 de mayo de 2014

Orar con la Escritura

Siguiendo con la escena de Emaús que comentábamos hace dos días, vemos que aquellos dos discípulos comienzan a hacer oración con Jesús, aunque ellos no le habían reconocido.

Es una oración muy triste porque desconocen la identidad divina de su interlocutor, pero es un comienzo de diálogo. Jesús acepta ese diálogo y les acompaña.

Bien sabía Jesús lo que había ocurrido en los días anteriores, pero se hace el ignorante porque quiere que ellos se lo cuenten, desea que aquellos dos discípulos vuelvan sobre sus propias palabras.

Ahora que ya han entablado una conversación profunda comienza a arder su corazón, porque la palabra divina es luz y la Luz es la vida de los hombres. Por eso, su corazón comienza a palpitar al hilo de la inteligencia de la Escritura, explicada por el mismo Verbo divino, encarnado y ahora resucitado.

Solo cuando descubran quién es quien les acompaña se saciarán de gozo con su presencia, pero de momento, su incipiente oración comienza a trabajar en sus corazones.

Pídele a Jesús que te abra los ojos para comprender su Palabra.

Vero.

viernes, 2 de mayo de 2014

Que por mayo, era por mayo

Se atribuye a San Bernardo de Claraval (siglo XII) esta bellísima oración a la Virgen, aunque se hizo popular en el siglo XVI: se trata del Acordaos o Memorae.

Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.

Animado con esta confianza,
a ti también acudo,
oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.

No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente.

Amén.

¿Te has enterado bien de lo que dice? ¿A que no te atreves a releerla, esta vez con el corazón?
Pensaba que sería un buen comienzo para este mes de mayo: ¿piensas que no sería también un buen final?

Propóntelo cada día.

Vero

jueves, 1 de mayo de 2014

Madre de Misericordia

¡Dios te salve, Reina y Madre de MISERICORDIA!...
... A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ayer leía que un suspiro es el aire que nos sobra por alguien que nos falta. La mayor falta es alejarse de ese Dios que tanto nos ama que entrega su vida por mí, por eso la misericordia de la Señora nos consolará de tanta lágrima.

Si aun no te has enterado de que esto es un valle de lágrimas, te queda mucho camino por recorrer, porque efectivamente hay lágrimas, pero también es un valle: también se llora de felicidad.

Además hoy se celebra San José, obrero; esposo de María:
Yo rezo todos los días esta oración de preces a San José:
V.
Ad Sanctum Ioseph Sponsum Beátӕ Maríӕ Vírginis.
[A San José, el esposo de la beata Virgen María]

R.
Fecit te Deus quasi Patrem Regis, et dóminum univérsæ domus eius: ora pro nobis.
[Dios te hizo como padre del Rey, y señor de toda su casa: ruega por nosotros]
Es un buen día para pedir por los trabajos y por todos los parados, por los empresarios y trabajadores que se portan bien y por los que son algo sinvergüenzas. Cada parado es un drama humano que no podemos olvidar.

Vero.