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domingo, 11 de diciembre de 2016

María, Custodia de Cristo

MariaCustodiaUna alegoría preciosa: Cristo en el vientre de la Virgen, su Custodia.
Y en Adviento y Navidad, con mayor razón, porque Cristo, aún no hecho Eucaristía, habitó el vientre de su Protectora, de su Madre.
Vero.


lunes, 30 de marzo de 2015

Lunes santo: Unción en Betania

Se encontraba Jesús cenando en Betania con Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.
Marta les servía y María -su hermana- tomó una libra del costoso perfume de nardo y enjugó con él los pies de Jesús, secándolos con su cabellera, inundando de una profunda fragancia toda la casa.

Ante las protestas de Judas, según él por el despilfarro que suponía no entregarlo a los pobres, Jesús agradece el gesto indicado que María lo tenía guardado para su sepultura, porque Él no estaría siempre y los pobres sí.

Jesús siempre está dispuesto a perdonar, pero hemos de pedir ese perdón. Dios te ha dado todo lo que tienes, todo lo que eres, todo lo que puedes llegar a ser.

Y Él, ¿que te pide a cambio? Muy sencillo: tus pecados, que te deshagas de tus pecados, que le entregues tus infidelidades; pero has forzarte para entregárselas.

Ese es el ajuar de Jesús. Se reviste con tus pecados que extienden su podredumbre por todo lo que eres -como aquel perfume de nardo- para que queden clavados en la Cruz.

Justo esos pecados, purificados en el patíbulo, se convierten en el bálsamo funerario del que habría de resucitar. A cambio, Él te unge con el Espíritu Santo.
Entonces, ¿no te decides a ceder esos pecados al Crucificado?

Vero.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Niño inocente

Leía hace unos días un texto de San Josemaría que se expresaba así:
«Al tratar a Jesús no tengáis vergüenza, no sujetéis el afecto. El corazón es loco, y estas locuras de amor a lo divino hacen mucho bien, porque acaban en propósitos concretos de mejora, de reforma, de purificación, en la vida personal. Si no fuese así, no servirían para nada».

Y ahora, observando detenidamente esta sencilla imagen, ¿no os gustaría ser ese corderillo y dar calor con vuestras lanas a ese Niño que juega, ignorante, con vosotros?

Vero.

domingo, 20 de julio de 2014

La ceguera del idolo

Dice el salmo 113B refiriéndose a los ídolos:
"Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen; tienen nariz, y no huelen.
Tienen manos, y no tocan; tienen pies, y no andan. Que sean igual los que los hacen, cuantos confían en ellos".
Los ídolos suelen tener apariencia de realidad. Frecuentemente justificamos nuestra actitud en virtud de otro suceso, de evitar un disgusto a  alguien, de no incomodar o incomodarse. Esos ídolos aducen sus propias razones: tienen boca, ojos, orejas y nariz; pero no hablan, ni ven, ni oyen, ni huelen porque sus razones son apariencia, justificada, pero apariencia.

Las manos de Cristo, impuestas sobre los enfermos, sanaban; las de los ídolos no tocan. Los pies de Cristo peregrinaban por Palestina a la búsqueda de acogedores de su mensaje; los pies de los ídolos no andan, esperan a que sus discípulos se acerquen a ellos.

Tal y como los ídolos son, dice la maldición final, sean quienes los construyen.
¿Cuáles son tus propios ídolos, esos elementos que en tu vida absorben toda tu atención y que tan falsamente justificas otorgándoles ciegamente tu confianza?

Vero.

sábado, 19 de julio de 2014

El brillo de la idolatría

Dice el salmo 113B:
"Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, hechura de manos humanas".
Dios está en el cielo, transciende lo terreno. Su voluntad es libre e impera, aquello que quiere es lo que consigue porque es omnipotente. Nada se le compara.

Los pobres hombres nos creamos sucedáneos de la divinidad, ídolos que cautivan nuestra atención, que empachan la inteligencia y que embotan la voluntad, figuras de cera que cautivando nuestros sentimientos distraen nuestra atención de aquello que solo Dios puede saciar.

Esos ídolos pueden ser de plata y oro, pero no dejan de ser idolatrías porque son hechura humana, construidos con la levedad del permanecer humano.

¡Dios mío, hazme fiel, que no te sustituya por el iluso brillo de ninguna bagatela!

Vero.


domingo, 22 de junio de 2014

Cuerpo entregado, Sangre derramada

Los calificativos y participios siempre matizan algún aspecto de los sustantivos a los que acompañan: no son el sujeto, pero lo atornillan y le sacan brillo porque indican alguna característica especial del sustantivo.

En la fiesta del Corpus Christi, vemos a Jesús oculto bajo las especies sacramentales de pan y vino. Sabemos por la fe que allí está sacramentalmente presente bajo esas especies con su cuerpo glorioso, aunque no se nos hace manifiesto a los ojos corporales.

Sin embargo, si nos preguntamos ¿cómo es el Cuerpo del Señor? De inmediato nos sale una respuesta que lo adjetiva: ENTREGADO. Lo dice el sacerdote cada día sobre el altar cuando consagra el pan: el cuerpo del Señor será entregado por vosotros y por todos los hombres. Jesús ya se ha entregado.

Y si nos preguntamos ¿cómo es la Sangre del Señor? También surge la respuesta de la misma fuente: DERRAMADA para el perdón de los pecados.

Por eso, cuando ahora miro a Jesús, expuesto sacramentalmente en la Custodia para la adoración de fieles y ángeles, identifico en mi interior la realidad CORPUS CHRISTI con Cuerpo ENTREGADO y Sangre DERRAMADA: pan y vino, entrega y perdón.

¿Te atreves tú a poner más calificativos?

Vero.

viernes, 13 de junio de 2014

Ver a Dios en el niño

Si eres madre, si eres padre, o si vives rodeado de niños, te habrá ocurrido con frecuencia que te quedas prendado de la sencillez y simplicidad de sus modos, gestos y gracietas.
Incluso contando con sus travesuras se advierte una ausencia total de malicia. A lo sumo, cierta complicidad  con la atención expectante de sus padres que le observan embobados.

En la intimidad del alma de ese niño, una vez bautizado, inhabita la Santísima Trinidad que santifica intensamente con su presencia a ese pequeño hijo de Dios, todavía inocente. Así, con todas las palabras: en y con esa criatura conviven el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y con ellos María, porque donde están las tres personas divinas no puede faltar la que ostenta los títulos de hija, madre y esposa de la divinidad.

Ante el Señor Sacramentado, presente en el Sagrario o en el altar, la piedad sugiere al fiel cristiano una genuflexión de adoración. De modo semejante y salvando las distancias, ante ese niño, quizá todavía bebé o enfermo o impedido, cuya alma no ha sido aun mancillada por el pecado personal, limpio de la culpa original por el agua bautismal y regenerado para la vida de la gracia mediante esa inhabitación trinitaria, ¿qué tendríamos que hacer? ¿También una genuflexión?  No ya por la persona humana de la criatura, que es reflejo de Cristo y que de por sí ya merecería todo nuestro respeto, sino en razón de la dignidad de aquellas personas divinas a quienes hospeda.

Ahora, padre o madre, cuando mires a tu hijo o a esa inocente criatura, adora en él al Dios Uno y Trino que aloja, porque ese niño es verdaderamente templo de Dios; y tú, adulto que cuidas de ese hijo, que le sirves y proteges, haces funciones de "sacerdote" de ese templo. Dios, que se fía de ti, madre o padre, te confía lo sagrado de tus hijos, que son suyos, para que se los cuides con ternura. O ¿acaso no sientes con frecuencia esa inmensa ternura por cada uno de tus hijos? ¿Quién crees que ha puesto esos sentimientos hacia ellos en tu corazón? 

Y a ese Dios cuya inmensa bondad contemplas a través de tu hijo, ¿no le pedirás fervorosamente por esa criatura como es tu gravísima obligación sagrada de padre o madre?

Ahora, cuando mires a tu hijo..., quizá se te hayan abierto los ojos.

Vero.

jueves, 15 de mayo de 2014

La sombra de la Custodia

En cierta ocasión entré en una Iglesia en la que tenían expuesto a Jesús Sacramentado. Unas ancianas mujeres, con una gran delicadeza que manifestaba su cariño, embellecieron el altar y parte del presbiterio con flores, velas y un biombo tapizado con una rica tela. La Custodia, bien iluminada, destacaba especialmente sobre el fondo rojizo que proporcionaba el biombo.

La luz incidía directamente sobre la Custodia brillante, mientras que la blanquísima Forma sagrada, sujeta en el dorado viril, proyectaba sobre el biombo una sombra oscura que reproducía fielmente el perfil de la artística Custodia.

Yo, en mi oración, le decía al Señor sacramentado:
La sombra tiene la misma forma que la Custodia que la proyecta, pero no son lo mismo la Hostia consagrada que su tenue sombra, solo se parecen, comparten la forma visual. Sin embargo, en la Eucaristía Dios nos oculta su divinidad, que no vemos, de modo semejante a como la sombra nos indica esa forma del blanco de la Hostia consagrada. 
Salvando las distancias, hay una cierta "homotecia esencial" entre la divinidad, la custodia con la Forma consagrada que en ella se aloja y su sombra proyectada.
¿Me voy a extrañar, entonces, de que Dios se me oculte bajo la especie del Pan?

Vero.

domingo, 11 de mayo de 2014

Primera Comunión

No hace mucho me llegó noticia de que un niño hacía su primera Comunión y ello me trajo algunos recuerdos y sentimientos que ahora materializo.
¡Qué ilusión habría puesto esa criatura para recibir por primera vez a Jesús sacramentado en su alma, en su cuerpo!
¿Te acuerdas, lector, de aquella primera vez en que la Persona divina de Jesús -perfecto Dios y perfecto Hombre- estuvo en contacto sacramental e íntimo con tu propia persona humana?
Tengo seguridad de que Jesús estará muy cómodo en el alma de ese niño, convertido en un nuevo sagrario. Pienso que estará mucho mejor, incluso, que en el Sagrario parroquial porque Jesús habrá sido acogido por esa infancia con el cariño que proporciona la libertad de querer recibirle bien preparado y desde la más hermosa de las purezas.

Por eso aproveché todo el día para adorar al Jesús que anidó por primera vez en aquél corazón recién estrenado, sin ruido de palabras, sin manifestación de sentimientos, solo contemplando el ayuntamiento de la divinidad y la humanidad: no solo en la persona divina de Jesús sino en la persona humana de aquel niño.
¿Te has planteado alguna vez cuál será la ocupación de tu Ángel de la Guarda cuando comulgas? Seguro que permanecerá en una intensa adoración de Jesús al contemplar que su protegido ha quedado transformado en un Sagrario.
Vero.

jueves, 8 de mayo de 2014

El deseo y el Amor

Discretamente y como en confidencia me contaba una persona que una tarde interrumpió su trabajo y decidió ir a una Iglesia próxima a su domicilio para hacer un rato de oración. Su propósito era pedir por las necesidades acuciantes de otras personas cercanas que le habían confiado sus preocupaciones y necesidades.

Por el camino y en su interior iba diciéndole al Señor que cuando llegara al templo abriría figuradamente las puertas del Sagrario para alojar allí las personas por las que tenía intención de pedir.

Al llegar a la Iglesia se encontró con la agradabilísima sorpresa de que, a pesar de lo intempestivo de la hora (media tarde), el Santísimo permanecía expuesto en la Custodia sobre el altar del presbiterio.

No se había dado cuenta de que era un jueves previo al primer viernes de mes, en el que tradicionalmente la Iglesia propone a los fieles la adoración de la Eucaristía: el párroco de esa Iglesia había decidido exponer al Santísimo Sacramento durante toda la tarde.

Allí hizo su oración pausada, confiada, profunda y tranquila. Esta vez, al regresar a su casa, le repetía al Señor:
Señor, yo iba con la intención de alojar a esos amigos necesitados en el Sagrario sin saber quién me lo "abriría": la oración de deseo abriría la puerta del tabernáculo. Sin embargo, Tú -en tu generosidad- quisiste que aquellos pocos que estuvimos en la Iglesia te tuviéramos sobre el altar.
Adonde no hubiera podido llegar mi deseo, llegó sobradamente tu Amor.
Una vez más el Señor sale a tu encuentro.

Vero.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Abre, Señor, mis labios

Dice la antífona de entrada de la Misa del miércoles de la III semana de Pascua:
"Llena está mi boca de tu alabanza, y de tu gloria todo el día. Te aclamarán mis labios, Señor, y mi lengua todo el día recitará tu auxilio. Aleluya".

El contacto con Jesús resucitado produce estos efectos: no poder callar y gozo rebosante.
¿Es posible emplear mejor los labios que pronunciando las palabras que Dios mismo nos ha entregado.

La lectura meditada de la Sagrada Escritura engendra en quien la lee con el corazón abierto una necesidad imperiosa de alabanza al Altísimo porque no puede sino reconocer su inmensa sabiduría.

Para que mantengas íntegra la presencia de Dios, te propongo que hoy repitas frecuentemente la siguiente oración de alabanza de gran tradición en la liturgia de la Iglesia:
V. Domine, labia mea aperies. [Abre tú, Señor, mis labios]
R. Et os meum anuntiabit laudem tuam. [Y mi boca publicará tus alabanzas]
Vero.

martes, 22 de abril de 2014

Resucitó

Hoy, lunes de Pascua, es como el mismo día litúrgico que ayer (Pascua de Resurrección) y que los siguientes siete días: FIESTA GORDA.
La antífona de comunión dice:
"Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más La muerte ya no tiene dominio sobre Él. Aleluya".
Durante toda esta semana se dice el Gloria en la Misa diaria. Te propongo que lo vayas canturreando todo el día durante esta octava de Pascua, de modo parecido a cuando se tiene una compulsión con una canción que sin querer se te ha metido en la cabeza y no hay forma de quitársela de ella.
"Gloria a Dios en el cielo y en la Tierra paz a los hombres de buena voluntad..."
O también te puede servir el gloria tradicional: "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo..."
Lo de hoy es fácil, ¿no?

Vero.

domingo, 20 de abril de 2014

Adorando el Cuerpo yacente de Cristo

En el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid (cercano a la Puerta del Sol) guardan la imagen de un Cristo yacente que además es Custodia: en la llaga de la lanzada se puede colocar una Hostia consagrada. El monasterio (de clausura) abre las puertas de su claustro para procesionar a Cristo-Custodia en la tarde del viernes santo. Es de los poquísimos sitios en el mundo que tienen el privilegio especial para hacerlo ese día.

Mientras la procesión (que tiene por anderos exclusivamente sacerdotes revestidos con la dalmática) recorre el claustro, las monjitas de clausura se desplazan de celda en celda para cantar a su Esposo a lo largo de su recorrido: solo se las oye no se las puede ver pero están al otro lado de las celosías de las ventanas que dan al claustro por donde transcurre el sepelio.

Yo estuve hace unos años y fue muy emocionante.

Cristo-Custodia yacente del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.

Si aun sigues en el sepulcro excavado en la roca del huerto de José de Arimatea, como ayer te recomendaba, y te has quedado prendado de esa llaga que hirió el pecho de Jesús, ya sabes que para ti esta noche, como para las Descalzas Reales, has dormido junto a una Custodia de la que brotan los Sacramentos de la Iglesia.

En pocas horas y desde el interior de la profundidad de ese costado abierto, sentirás un Corazón que de nuevo palpita: ¡se acerca la Pascua!

Vero.

sábado, 19 de abril de 2014

Dentro del sepulcro

Una idea para trabajar en la noche del viernes santo a la espera de la Resurrección:

  • Imagina que eres amigo de José de Arimatea.
  • Imagina que, junto con José y las santas mujeres, trasladas al sepulcro el Cuerpo inanimado de Jesús.
  • Imagina que depositado el cuerpo llagado de Jesús en la fría piedra de aquella cueva escavada en roca, te has quedado dormido en un rincón oscuro vencido por lo agresivo de los recientes acontecimientos vividos.
  • Imagina que la gran piedra que hace de puerta de la cueva se cierra sin que nadie advierta que tú, dormido, estás oculto dentro.
  • Imagina que pasado algún tiempo te despiertas y descubres que estás solo con el Cuerpo de tu Señor. Sabes que las mujeres vendrán al día siguiente a adecentar el Cuerpo yacente de Jesús, por eso no te pones nervioso en tu inesperado encierro.
  • Imagina ahora que tienes todo el tiempo que necesita tu afecto para recorrer cada una de las divinas llagas y, sin que nadie te pueda observar, las besas y las adoras, una por una; acaricias los miembros sangrantes de tu Señor; manos que bendijeron a todos y pies que recorrieron todos los caminos en busca de los hijos de Dios.
  • Imagina que destapas la herida costal de la lanzada y que desde allí descubres los secretos más protegidos del Corazón del Señor, a quien le confías todas tus necesidades y tus intimidades.
  • Ahora, imagina que esta ficción fuera verdad.

Y lo que, quizás, no puedes alcanzar con la imaginación, sí lo puedes alcanzar con tu deseo. Porque el Corazón de ese Cuerpo yerto está a punto de comenzar a palpitar nuevamente. Y tú serás testigo, tan privilegiado como escondido, de ese asombroso acontecimiento. ¡Cuántos envidiarán tu osadía!
¿Quieres seguir imaginando o es un sueño que se ha hecho realidad?

Vero.

viernes, 18 de abril de 2014

De jueves a viernes

Algunas ideas para la vela de adoración de esta noche de jueves santo. Y si no os podéis acercar a un Monumento físicamente, desplazaros al más próximo con el corazón y la mente:

  1. Esta tarde en los oficios se habrá hecho el lavatorio de los pies. Jesús sirve a los apóstoles y no tiene inconveniente en lavar los pies a los demás. Pedro se niega inicialmente, pero Jesús insiste y termina permitiéndoselo. Tú, déjate también lavar los pies por Jesús. Piensa: ¿en qué situaciones me niego a que Jesús me lave los pies? Y, aprende a servir a los demás o ¿te piensas que solo tú te ensucias por el camino?
  2. Hoy es el día del amor fraterno (la Eucaristía es el Amor de Cristo hecho Pan del Cielo). Si no amas, no eres nadie. Si amas algo, algo eres. Si amas con el amor de Cristo, entonces, solo entonces, eres Cristo mismo. Y entonces, podrás amar a los demás como Él nos ama. Cuando amas a los demás, especialmente a tu esposa/o y a tus hijos, estás siendo vehículo para que Cristo les ame a ellos a través de ti: es un amor sagrado. Esa es tu responsabilidad.
  3. Cuando Cristo se retira a orar al Huerto de los olivos, la angustia le atenaza hasta sudar sangre (para que veas la debilidad de Cristo hombre). Un ángel baja a consolarle. Esto que te escribo a continuación te dará para orar toda la noche: piensa, ¿qué palabras angélicas le diría el Ángel a Jesús al oído para consolarle de todo lo que iba a sufrir en la Pasión hasta su muerte en la Cruz del día siguiente?

Vero.