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jueves, 26 de enero de 2017

Perdona

Perdona“Perdona” es la palabra más difícil de pronunciar y la más cálida de escuchar, en la que pivota la felicidad amable de toda relación: amorosa, profesional o de intensa amistad.

¡Qué bonito fijar hoy un hito en el camino, liberar las culpas del pasado sea la responsabilidad de quien fuere y reiniciar ahora mismo una nueva vida, libre del peso que nos lastra!


Hoy, ahora, es un buen día para cerrar una puerta, tirar la llave y abrir una claraboya que nos permita ver el cielo!

Vero.

lunes, 30 de marzo de 2015

Lunes santo: Unción en Betania

Se encontraba Jesús cenando en Betania con Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.
Marta les servía y María -su hermana- tomó una libra del costoso perfume de nardo y enjugó con él los pies de Jesús, secándolos con su cabellera, inundando de una profunda fragancia toda la casa.

Ante las protestas de Judas, según él por el despilfarro que suponía no entregarlo a los pobres, Jesús agradece el gesto indicado que María lo tenía guardado para su sepultura, porque Él no estaría siempre y los pobres sí.

Jesús siempre está dispuesto a perdonar, pero hemos de pedir ese perdón. Dios te ha dado todo lo que tienes, todo lo que eres, todo lo que puedes llegar a ser.

Y Él, ¿que te pide a cambio? Muy sencillo: tus pecados, que te deshagas de tus pecados, que le entregues tus infidelidades; pero has forzarte para entregárselas.

Ese es el ajuar de Jesús. Se reviste con tus pecados que extienden su podredumbre por todo lo que eres -como aquel perfume de nardo- para que queden clavados en la Cruz.

Justo esos pecados, purificados en el patíbulo, se convierten en el bálsamo funerario del que habría de resucitar. A cambio, Él te unge con el Espíritu Santo.
Entonces, ¿no te decides a ceder esos pecados al Crucificado?

Vero.

martes, 9 de septiembre de 2014

La calumnia (Eclesiástico)

Dice el libro del Eclesiástico (51, 1-8):
"Te alabo, mi Dios y salvador, te doy gracias, Dios de mí padre.Contaré tu fama, refugio de mi vida, porque me has salvado de la muerte, detuviste mi cuerpo ante la fosa, libraste mis pies de las garras del abismo, me salvaste del látigo de la lengua calumniosa y de los labios que se pervierten con la mentira, estuviste conmigo frente a mis rivales.
Me auxiliaste con tu gran misericordia: del lazo de los que acechan mi traspié, del poder de los que me persiguen a muerte; me salvaste de múltiples peligros: del cerco apretado de las llamas, del incendio de un fuego que no ardía, del vientre de un océano sin agua, de labios mentirosos e insinceros, de las flechas de una lengua traidora. Cuando estaba ya para morir y casi en lo profundo del abismo,. me volvía a todas partes, y nadie me auxiliaba, buscaba un protector, y no lo había. Recordé la compasión del Señor y su misericordia eterna, que libra a los que se acogen a él y los rescata de todo mal".
Si no lo has experimentado nunca, no sabrás de qué hablo: la calumnia es un látigo de muchas puntas que abre las carnes del flagelado con la mentira. El calumniado carece absolutamente de defensa porque el calumniador le ha cortado el paso de la verdad, porque ha calzado el flagelo de la mentira y ha dado alas a la perversión de la verdad.

Ante eso, el calumniado no tiene quien le ampare, salvo si acude a Dios, quien organizará ordenadamente su defensa. Dios restablecerá la justicia contando con los tiempos, no de los hombres sino de Dios, y esa injusticia no dejará de ser reparada.

Una presencia de Dios intensa junto con una enorme confianza en la misericordia divina, conseguirán que el calumniado alabe a Dios en su tribulación no por lo que tiene de dolor o pecado, sino porque ve la maravillosa justicia de Dios proyectada en la eternidad, descubriendo que su dolor no es más que parte del camino que le conduce felizmente a ella.

Si tú eres un calumniador, tienes mucho por hacer.
Si tú eres un calumniado, tienes por tarea la alegría y mucho que perdonar y alabar.

Vero.

martes, 29 de julio de 2014

La blasfemia del injusto

Continúa el salmo 9 con las siguientes palabras:
"Porque el malvado se jacta de su ambición, el codicioso blasfema y menosprecia al Señor;
el impío exclama en el colmo de su arrogancia: No hay ningún Dios que me pida cuenta".
La injusticia llama a la injusticia, como la violencia engendra violencia. Es una espiral de malicia. Para tapar su maldad, el malvado se jacta de su ambición y siempre busca más y más: intenta coronar de espinas después de de flagelar.

Salir de ese círculo vicioso requiere la gracia de la conversión: un don divino sembrado en la tierra de una buena predisposición, que reclama el fruto del perdón y la reparación del mal cometido.

Alejado de la conversión, el impío termina por negar a Dios porque no soporta acercarse a la Luz que ilumina la blasfemia de sus obras.
Todos, de algún modo o de muchos, somos impíos, pero no te desanimes: ¡Somos hijos de Dios porque Él así lo ha querido; Él tomó la iniciativa!
Ahora trata de corresponder.

Vero.

jueves, 3 de julio de 2014

La bondad de Dios

Sigue el salmo 102 con las siguientes palabras:
"No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles".
En Dios, la palabra justicia se escribe con la grafía de la palabra misericordia. Ninguna justicia quedará saqueada pero el pecador tiene un atractivo irresistible para la misericordia divina: basta con acercarse a ella.

Por eso no nos trata como merecen nuestros pecados, ¿o es que tú no tienes pecados?, ni nos paga según nuestras culpas, ¿o tú no eres acreedor de culpas? Pues si tienes pecados y tienes culpas, también "tienes derecho" a la Misericordia, por eso acércate con confianza al tribunal del perdón.

Quizá no comprendas bien cómo se articulan justicia y misericordia, como tampoco seas consciente cada día del amanecer, sencillamente cuentas con él porque lo has visto así siempre. Así actúa la bondad de Dios: "Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles".

Ahora te he dado un motivo diario para que te acuerdes de la bondad de Dios cuando cada día, al asomarte a la ventana, veas los primeros rayos de luz, porque el firmamento te anuncia diariamente la obra de sus manos.

Vero.

miércoles, 2 de julio de 2014

Compasivo y misericordioso

Continuamos con el salmo 102:
"El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo".
Cuando un hombre se mueve a compasión lo atribuimos a que tiene un corazón que brinda misericordia. El Corazón de Dios es el mismo Amor divino que se derrama en los corazones humanos aquí y ahora, por eso hablamos del Sagrado Corazón de Jesús, en el que se nos invita a confiar, porque el amor es la única garantía de confianza.
Esa misericordia divina es rica en clemencia, su acusación está presta al perdón y no guarda rencor.

El perdón de Dios te espera, porque Él es lento a la ira: la paciencia es un fruto del amor y el Amor de Dios no solo es personal sino además divino.

¿Todavía no intuyes el significado de ser compasivo y misericordioso?

Vero.

martes, 1 de julio de 2014

La ternura divina

Seguimos, como ayer, con el salmo 102, que continúa así:
"Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura".
Si en el ejercicio que te propuse ayer recorriste tu vida, notarías que había acciones, pensamientos, omisiones que se te pondrían de pie castigando tu conciencia: eso que, a tiempo pasado, hubieras querido evitar o no omitir.

No hay que perder la alegría porque "Él perdona todas tus culpas" y si esas culpas aparecieron repetitivamente, porque subyacía alguna dislexia espiritual, tampoco te preocupes porque "Él cura todas tus enfermedades".

Incluso si aquella enfermedad te causó la muerte, todavía cuentas en sus planes porque "Él rescata tu vida de la fosa"; y por si esto fuera poco, "Te colma de gracia y de ternura".

A la luz de las palabras de este salmo, tu mayor desgracia, tu enfermedad degenerativa espiritual, sería no reconocerle como Padre.

Vero.

miércoles, 18 de junio de 2014

Rectificar la intención

Dice San Mateo en el primer versículo del capítulo 6 de su evangelio:
"Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial".
La falta de rectitud de intención en nuestras acciones las hace infecundas y pervierte los pensamientos. Si lo piensas despacio descubrirás que es difícil que en nuestras acciones no se cuelen como por rendijas intenciones que no son rectas, dobleces en el pensamiento y vanidades en nuestros compromisos.

Eso quiere decir que si queremos tener rectitud de intención, esa intención ha de ser rectificada. Y si no puedes conseguirlo antes de realizar tu propósito, rectifica después, pero rectifica. Medita en el gran valor que tiene la contrición y avalora el espíritu de examen.

Ora a tu Padre, que ve en lo escondido.

Vero.

lunes, 16 de junio de 2014

Da a quien te pide

Dice el evangelio de hoy (Mt 5, 38-42; lunes de la XIª semana del tiempo ordinario):
 "Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no hagáis frente al que os hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado".
No podemos desentendernos de los demás. Hay muchos modos de pedir y debemos estar atentos a todos. También hay muchos modos de dar la espalda a quien nos pide.

Nuestra vocación cristiana es una vocación de servicio, quizá en lo ordinario, pero de servicio.
Si descuidamos este aspecto de nuestra vida de relación con Dios y con los demás cómo podremos pedir el perdón de Dios si no podemos decir:
"…como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
Vero.


miércoles, 30 de abril de 2014

Colgado de la Cruz

Dice el evangelio de San Juan que:
 "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que sea levantado el Hijo del hombre, para que todo aquel que cree en Él, no perezca, sino que tenga vida eterna".


Analogía entre la serpiente de Moisés y la Cruz.
El texto hace referencia a cuando Dios castigó a los israelitas, peregrinos por el desierto del Sinaí hacia la tierra prometida, con serpientes que les mordían debido a sus quejas e infidelidades.

Dios mandó a Moisés fabricar una serpiente de bronce y colgarla en alto a modo de estandarte. Todo el que era mordido acudía al estandarte y al mirar a la serpiente quedaba curado.

La serpiente es el símbolo del pecado: una serpiente indujo a pecar a Adán y Eva.
Jesús fue hecho pecado por nosotros y colgado en una cruz, como aquella serpiente sanadora de Moisés.

Cuando adviertes el pecado en tu vida, ¿por qué no eres capaz de levantar la mirada hacia el divino Colgado que te puede sanar?

Vero.

domingo, 27 de abril de 2014

Miserere nostri, Domine, miserere nostri

Imagen de Jesús con la leyenda "Jesús en ti confío"
núcleo de la devoción de la Divina Misericordia.
Desde 1931 y hasta 1938 Jesús se apareció a Santa Faustina Kowalska (aprobado por la Iglesia, aunque es revelación privada y no pública, por lo que no obliga en conciencia a ningún cristiano), en Polonia, y le pidió pintar como le veía y Él quiso que firmara en la imagen "Jesús, yo confío en Ti." Esta es la imagen que tenemos. A través de esta imagen dará muchas gracias a todos. También dijo a Santa Faustina que escribiera un diario con los mensajes revelados.
Palabras de Jesús a Santa Faustina:
"Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia." (Diario 699).
Nuestro Señor vino a decirnos que Él es infinitamente misericordioso con nosotros, y que no importa que pecados hayamos cometido pues si estamos arrepentidos de verdad Él nos perdonará pues el vino a llamar a pecadores y no a justos.
Palabras de Jesús:
"Yo prometo al alma que venere ésta imagen que no perecerá ... Protegeré durante toda su vida, cual madre a su hijo, a las almas que propagaren el culto a Mi Misericordia; en la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador..." -Promesa hecha durante Sus apariciones (1931-1938) a Santa Faustina Kowalska en Plock, Polonia.
Como reza el himno Te Deum:
Miserere nostri, Domine, miserere nostri. Fiat misericordia tua, Domine, super nos, quemadmodum speravimus in te.(Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.)
Vero.

sábado, 19 de abril de 2014

Sábado santo

Jesús sostiene al pecador que le crucifica.
Hoy, sábado santo, también es un día alitúrgico: no se puede celebrar la santa Misa. La Iglesia espera la Resurrección de Jesús y debe esperar al domingo. Los judíos contaban los días a partir de la caída del sol de la víspera, por eso la vigilia pascual se celebrará esta noche.

Es un día para acompañar a la Virgen. La piedad popular la invoca como Virgen de la Soledad, porque la Madre ha perdido a su Hijo.

Os invito a hacer una introspección psicológica para pensar algo que las madres no tienen ningún problema en imaginarse pero que a los varones les cuesta algo más:
Imaginad por un momento, vosotros que sois padres, que perdéis a un hijo vuestro y que, además, fuera vuestro hijo único: ¿qué sentiríais en vuestro corazón? Sería como para volverse loco.
Pero, además, pensad que vuestro hijo ha sido asesinado por causa totalmente injusta y de manera tan cruenta: os ardería el corazón.
Jesús confiesa a un pecador.

Dadle vueltas a estos hipotéticos sentimientos y entenderéis la profecía que le hizo Simeón a la Virgen cuando fueron a presentar a Jesús al Templo en Jerusalén:
"¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones." (Lc 2, 34-35). 
Hoy podemos acompañar a la Virgen con el rezo del Rosario. También podemos reflexionar sobre la malicia de nuestros pecados que originaron semejante deicidio, agradeciendo sin rechazar el perdón de Dios que con tanto sacrificio nos ganó.
Nuestra situación es la que refleja en estas dos imágenes: reflexionemos sobre ellas y, recordad: hoy es el segundo día de preparación para la fiesta de la Divina Misericordia.

Vero.