
Si habitualmente te acostumbras a vivir con María, si tomas el papel de Juan y la alojas en tu casa, cuando Jesús llame le abrirá María y ¿te puedes imaginar la alegría que se llevará al ver que le recibe su Madre, que es la tuya?
Toda esa mediocridad que infecta tu relación con Jesús quedará como anulada por la presencia de María en su encuentro con Jesús, en la puerta de tu casa.
Alguien llama a tu puerta, ¿lo oyes? Y ahora ¿qué harás?
Vero.
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