"Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame.
A tus manos encomiendo mi espíritu;tú, el Dios leal, me librarás.Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.Te has fijado en mí aflicción.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;La confianza que depositamos en Dios nos llevará a encomendar a Él nuestro espíritu. Es lo que hace Jesús agonizante en la Cruz, que se dirige a su Padre con las palabras de este salmo.
haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia".
Dios, que es leal, se fijará en nuestro sufrimiento y se volcará sobre nosotros con toda su misericordia, trocando esa aflicción en gozo y alegría, nuestra necesidad en abundancia y nuestra muerte en resurrección.
Vero.
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