Hoy es la fiesta de la Natividad de la Virgen María, su cumpleaños.
La que, por privilegio divino, había sido concebida sin pecado había de nacer en una familia de la que aprendería a cuidar a los de su casa. Y lo aprendió bien porque: ¡cómo cuidaría después de Jesús y de José!
Todas las acciones de su vida estuvieron tejidas de generosidad y de gracia. La gracia la puso Dios, pero sobre el cañamazo de su extraordinaria generosidad. Por eso el anuncio del Ángel le produjo extrañeza y turbación, pero no rechazo.
Cuando, cada día, reces el Ángelus no ya para recordar, sino para revivir, la escena de la Encarnación del Hijo de Dios acuérdate de que debemos, en palabras del Papa Francisco: "Revivir el sí de María, que cambió el mundo y nos trajo a Jesús".
Porque decir sí a Dios es siempre fecundo.
Vero.
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