"Te alabo, mi Dios y salvador, te doy gracias, Dios de mí padre.Piensa por un momento todos los males que te pueden afligir, tanto internos como externos.
Contaré tu fama, refugio de mi vida, porque me has salvado de la muerte, detuviste mi cuerpo ante la fosa, libraste mis pies de las garras del abismo, me salvaste del látigo de la lengua calumniosa y de los labios que se pervierten con la mentira, estuviste conmigo frente a mis rivales.
Me auxiliaste con tu gran misericordia: del lazo de los que acechan mi traspié, del poder de los que me persiguen a muerte; me salvaste de múltiples peligros: del cerco apretado de las llamas, del incendio de un fuego que no ardía, del vientre de un océano sin agua, de labios mentirosos e insinceros, de las flechas de una lengua traidora. Cuando estaba ya para morir y casi en lo profundo del abismo, me volvía a todas partes, y nadie me auxiliaba, buscaba un protector, y no lo había. Recordé la compasión del Señor y su misericordia eterna, que libra a los que se acogen a él y los rescata de todo mal".
No ha sido suficiente: vuelve a repetir la operación e incrementa la lista de tus desgracias.
Voy a ser breve: de todo eso y de mucho más, que no puedes ni imaginar, incluso de tus propias trampas, te puede librar Dios.
Búscale como protector porque seas como fueres, hayas hecho lo que hicieres y con la gravedad que imaginares: "La compasión del Señor y su misericordia son eternas" y, por si fuera poco: "Libra a los que se acogen a Él y los rescata de todo mal".
Dime si hay alguien o algo que pueda mejorar esta oferta llena de esperanza.
Vero.
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