
Tú puedes reproducir a tu manera este acontecimiento encarnando a Cristo en tu vida, siendo el mismo Cristo -esto significa ser cristiano-, para llevarlo a los demás con tus palabras, tus obras, tu piedad, tu sacrificio, tu ejemplo.
Para que Cristo se encarne en ti, debes hacer como María, decirle al Espíritu Santo: "Hágase en mí según tu palabra".
Esto exige de ti dos condiciones: saber qué quiere Dios de ti -osa preguntárselo y sé después valiente- y atreverse a decir "sí" a esa inspiración divina, es decir, ser dócil a la voluntad de Dios para ti. Pídelo, la gracia divina que viene del mismo Espíritu, no te faltará: ¿no notas ya la sombra de las alas divinas?
¿No lo crees? Compruébalo.
Vero.
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