Jesús mismo enseña: "Yo soy la luz del mundo". Si nosotros somos luz es porque nos identificamos con Él: Cristo y los cristianos son como la misma cosa, parte del mismo y único cuerpo de Cristo. Un cristiano queda identificado con la Persona a quien sigue por la gracia que le hace renacer a la nueva vida de la fe desde el Bautismo.

No viene mal recordar aquello que decía Santa Teresa de Calcula:
“Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite”.Vero.
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