El artesano es aquel que fabrica con sus manos, algo de paciencia y mucho arte esos objetos manufacturados que servirán después a quienes adquieren sus obras. San José es artesano.
La Iglesia también nombró a San José patrón de la buena muerte, quizá porque cuando muriera (se supone que falleció antes del comienzo de la vida pública de Jesús por el silencio evangélico sobre su vida) tuvo la oportunidad de tener a su lado a Jesús y a María:
¡Qué mejor visión se puede tener en el lecho de muerte! ¡Puede darse una muerte más dulce! ¿No te da un poco de sana envidia?
Santa Teresa tomó a San José como maestro de oración, porque él con su vida mantuvo un diálogo constante e íntimo con aquellos a quienes tenía el encargo divino de cuidar: María y Jesús.
Podemos pedirle a San José que nos enseñe a hacer oración y que vaya construyendo en nuestra vida todo eso que nos hace falta para tejer una existencia amorosa, por eso podemos encargarle al bienaventurado José que nos ayude con la artesana marquetería de las filigranas de nuestra alma.
Vero.
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