lunes, 19 de mayo de 2014

Serenidad: mansos y humildes

Tercer peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII)
"Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos".
Pone San Mateo en boca de Jesús estas palabras:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Tomad mi yugo  y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11, 28-30).

No querría pensar ni por un momento que las circunstancias en las que se desarrolla mi vida están desconectadas de la providencia divina. Solo cuando pierdo de vista esta realidad sobrenatural trato de alterar aquellas circunstancias sobre las que no tengo poder, algo tan inútil como revelador de una profunda desconfianza en Dios. ¿O acaso piensas que lo puedes controlar todo?

Propósito: Intentaré hacer todo el bien que pueda en todo momento poniendo en suspenso las circunstancias en las que me halle y sin esperar a que mejoren las condiciones.

Vero.





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