sábado, 31 de mayo de 2014

El oído sordo

Jesús deja bien clara su procedencia de modo que no quede lugar a ninguna duda. En el evangelio del sábado de la 6ª semana de Pascua dice San Juan que Jesús les dijo:
"Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre" (Jn 16, 28).
No solo Jesús se va al Padre, sino que antes ha venido de Él. Por eso trae un mensaje que no es suyo: Él mismo es la Palabra divina transmitida por el Padre a través del Hijo y custodiada y sugerida por la acción del Espíritu Santo.

Y si Jesús, trae algo que transmitir, sería una gran desgracia hacer oídos sordos a esa Palabra.
Por eso, harás muy bien si cada día dedicas unos minutos a leer la Palabra de Dios. Nunca lo dejes.

Vero.

viernes, 30 de mayo de 2014

El roce del zapato

El aleluya del viernes de la 6ª semana de Pascua canta un versículo del evangelio de San Juan que dice:
"Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los muertos, para entrar en su gloria" (Lc 24, 26).

Si nosotros somos discípulos de Cristo y seguimos sus huellas ¿nos vamos a asombrar de que debamos padecer para luego resucitar y finalmente entrar en su gloria?

No lo tomes como un narcótico, que no debe serlo, pero es una buena costumbre cristiana pensar en el cielo cuando aprieta la tierra.
No obstante, pon todos los medios a tu alcance para desabrir el zapato cuando te roce.

Vero.

jueves, 29 de mayo de 2014

Triste, pero alegre

Dice Jesús según relata San Juan en su evangelio del jueves de la 6ª semana de Pascua (en los lugares en que no se celebra la Ascensión en jueves) que:
"Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estáis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría".
Es el comentario de Jesús a la tristeza de sus discípulos cuando les comunica que "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver",  porque "se va con el Padre".

A veces, el sufrimiento del cristiano queda de relieve frente a la alegría del "mundo", pero ni el cristiano tiene por qué estar triste (porque conoce la Vida), ni el mundo está tan alegre porque no necesariamente está en posesión de la Luz.

No ver es la mejor opción para no saber qué ocurre a tu alrededor. Consentir en la tristeza es la mejor opción para agostar la vida.

No dejes de pedir a Dios, todos los días, la alegría de vivir; aunque tengas que convivir con el sufrimiento.

Vero.

miércoles, 28 de mayo de 2014

La explosiva alegría

La antífona de entrada de la misa del miércoles de la 6ª semana de Pascua dice:
"Te daré gracias entre las naciones, Señor; contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Aleluya".
Todavía tenemos a Jesús en la Tierra. Nos acaba de prometer el Espíritu Santo, algo que según sus palabras nos conviene. Se prolonga la alegría de la Pascua.
Este entusiasmo es tan cautivador que no puede quedar solo recogido en la interioridad sino que necesariamente se manifiesta exteriormente: es explosivo.

Por eso -con la antífona- no podemos dejar de dar gracias, no podemos dejar de alabar a Dios ni podemos callarnos ante los demás. Ellos también tienen derecho a que les transmitamos el alegre aguijón de alegría con el que Cristo fecundó nuestra vida.
Hoy, ¿qué vas a hacer para dar rienda suelta a ese sentimiento?

Vero

martes, 27 de mayo de 2014

Esperando al Espíritu

El evangelio de la misa del martes de la 6ª semana de Pascua dice:
"Jesús dijo a sus discípulos: Ahora voy a a Aquel que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes porque os he dicho estas cosas, la tristeza ha llenado vuestro corazón; pero Yo os digo la verdad: os conviene que Yo me vaya, porque si no me fuere, no vendrá a vosotros el Consolador, más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando El viniere, argüirá al mundo de pecado, y de justicia y de juicio" (Jn 16, 5-11).
Yo me imagino la tristeza de los Apóstoles cuando Jesús les dijo que se marchaba. Después de la alegría de la Resurrección otra vez le pierden como ya había ocurrido con la crucifixión y muerte.
Pero si leemos el texto con detenimiento también se nos ocurre: ¿cómo será la venida del Espíritu Santo para que Jesús mismo nos diga que nos conviene que El se vaya para que nos lo envíe?

Si nos fiamos de Jesús, aceptaremos que nos conviene que El se vaya (aunque se queda en la Eucaristía), pero podemos empezar a prepararnos para recibir con todos los honores al Espíritu, que viene.

Vero.

lunes, 26 de mayo de 2014

Serenidad: cambiar temores por gozos

Décimo y último peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII):
"Sólo por hoy no tendré temores: De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad".
Relata San Marcos en su evangelio lo siguiente:
"Todavía estaba él hablando [curación de la hemorroísa], cuando llegan desde la casa del jefe de la sinagoga diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas ya al Maestro? Jesús, al oír lo que hablaban, dice al jefe de la sinagoga: No temas, tan solo ten fe" (Mc, 5, 35-36).
A partir de ahí, Jesús fue a la casa de aquel hombre y ante las burlas de los presentes, resucitó a su hija.
Frecuentemente nos fijamos solo en los defectos, propios y ajenos, pero no nos damos cuenta de que en el mundo también Dios ha extendido un manto de bondad, que hay que saber descubrir porque está ante nuestros ojos.
¿Por qué no vamos a gozar de lo bello y de lo bueno? La bondad y la belleza proceden de Dios: debemos darles una oportunidad porque nos hablan de Dios.
¿Acaso nos falta fe? Si la fe mueve montañas ¿no removerá tus temores?

Propósito: Agradeceré frecuentemente y con intensidad todo acontecimiento de mi vida, sustituyendo todo temor por amor, con independencia de si mi experiencia lo juzga como "bueno" o como "malo".

Vero.

domingo, 25 de mayo de 2014

Serenidad: confianza en la providencia

Noveno peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII):
"Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena  providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo".
Pone San Lucas en boca de Jesús estas palabras:
"No andéis preocupados por vuestra vida: qué vais  comer; o por vuestro cuerpo: con qué os vais a vestir.
[...] Contemplad los lirios, cómo crecen; no se fatigan ni hilan, pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria puedo vestirse como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!"
(Lc 12, 22-28).
A veces nos dejamos vencer por la preocupación por muchos asuntos, especialmente si son urgentes y con mayor razón si son importantes. Pero, perdona que te lo diga con claridad: si consientes (consciente de ello) en esa preocupación desmedida: ¡eres tonto!
No se trata tanto de despreocuparse de los asuntos para quedar abandonados impruedentemente sino de poner los medios -todos- a nuestro alcance y confiar en la providencia divina.
En palabras de San Agustín: "Da lo que tienes para merecer recibir lo que te falta", que es tanto como "haz lo que puedas y pide lo que no puedas".

Propósito: Acudiré frecuentemente, en toda necesidad, a mi Ángel de la Guarda, que es el espíritu que Dios ha puesto para que me custodie: todo un detalle de delicadeza de la providencia divina.

Vero.

sábado, 24 de mayo de 2014

Serenidad: unos cuantos talentos

Octavo peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII)
"Sólo por hoy haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión".
Pone San Lucas en boca de Jesús estas palabras:
"Quien es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho; y quien es injusto en lo poco también es injusto en lo mucho" (Lc 16, 10).
Recomendaba San Agustín guardar el orden para que el orden nos guardara a nosotros.
Si quieres servir eficazmente a Dios y a los demás tendrías que centrarte en lo pequeño, en lo poco, en lo de cada momento. Por ello, hacerte un plan suficientemente detallado te puede ayudar a hacer lo que debes sin perder el tiempo o sin dejarte llevar por la prisa o la indecisión: se trata de hacer rendir los talentos que Dios te haya dado; todos, no más, pero no menos.

Para que fuera concreto, San Juan XXIII recomendaba escribirlo, así no te dejarías llevar por engaños de última hora y podrías examinar con objetividad si lo llevas a cabo.
Pero, recuerda, si decides cumplirlo fielmente, que sea por amor, nunca por manía o por vanidad.

Propósito: No me dejaré llevar por el atolondramiento de la prisa ni por la pérdida de tiempo de la indecisión. Una libreta de anotaciones o algo similar me ayudará a situar cada tarea en su sitio.

Vero.

viernes, 23 de mayo de 2014

Serenidad: camino del cielo

Séptimo peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII)
"Sólo por hoy seré feliz, en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en este mundo, sino también en el otro".
Pone San Mateo en boca de Jesús estas palabras:
"Venid, benditos de mi Padre, recibid el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo" (Mt 25,34).

¡Qué mandato más suave!: Venid.
¡Qué piropo más amable!: Benditos de mi Padre.
¡Qué premio más exquisito!: Recibid el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
He sido hecho para esto. No hace falta más.

Propósito: Todos los días recordaré en algún breve momento cuál es mi destino y siempre que los acontecimientos parezcan sobrepasarme.

Vero.

jueves, 22 de mayo de 2014

Serenidad: hacer lo que debo

Sexto peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII):
"Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido procuraré que nadie lo sepa".
Pone San Marcos en boca de Jesús estas palabras:
"Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará" (Mc 8, 34).
No se trata tanto de hacer lo que no quiero sino de hacer lo que debo aunque mi deseo se extiende en una dirección distinta. El objetivo, por tanto, es guiarse por el deber. Ese deber tiene unas raíces evangélicas profundas en las obras de misericordia, contenido del discurso de Jesús en el sermón de la montaña: ese es tu deber. ¿Te gusta? ¿No te gusta? Debe darte igual: hazlo.

Propósito: No ordenaré las tareas que debo realizar a lo largo del día en función de mi interés sino en función de mi deber. Luego, salvo por una causa plenamente justificada, no me engañaré alterando este orden libremente decidido.

Vero.



miércoles, 21 de mayo de 2014

Serenidad: rectificar la intención

Quinto peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII)
"Sólo por hoy haré una buena acción sin decírselo a nadie".
Pone San Mateo en boca de Jesús estas palabras:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha" (Mt 6, 1-8).
Las buenas acciones no dejan de ser buenas porque otras personas conozcan esas acciones, pero si el objetivo al realizarlas es precisamente esa publicidad, es señal clara de que subyace una importante falta de rectitud de intención, que debe ser corregida.

Propósito: Rectificaré la intención de mis acciones desde antes de realizarlas y, si no me acuerdo en ese momento, pediré perdón y rectificaré después.

Vero.

martes, 20 de mayo de 2014

Serenidad: la palabra de Dios

Cuarto peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII)
"Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma".
Pone San Mateo en boca de Jesús estas palabras:
"Buscad primero el reino de Dios y su justicia  y todo lo demás se os dará por añadidura" (Mt 6,33).
Si no me nutro como debo la vida se atenúa, en el extremo puede llegar a desaparecer. Esto que ocurre con la vida natural, ¿no ocurrirá de modo semejante con la vida sobrenatural?
Entonces, si no dejas de comer un solo día para garantizar tu existencia terrena, ¿qué te impide que acudas a la lectura espiritual para alimentar tu vida sobrenatural? ¿Acaso no estás convencido de que Dios es lo primero? ¿No te acuerdas de que ese es precisamente el primer mandamiento de su Ley?

Propósito: Todos los días reservaré unos minutos muy concretos para la lectura de la Palabra de Dios.

Vero.

lunes, 19 de mayo de 2014

Serenidad: mansos y humildes

Tercer peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII)
"Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos".
Pone San Mateo en boca de Jesús estas palabras:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Tomad mi yugo  y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11, 28-30).

No querría pensar ni por un momento que las circunstancias en las que se desarrolla mi vida están desconectadas de la providencia divina. Solo cuando pierdo de vista esta realidad sobrenatural trato de alterar aquellas circunstancias sobre las que no tengo poder, algo tan inútil como revelador de una profunda desconfianza en Dios. ¿O acaso piensas que lo puedes controlar todo?

Propósito: Intentaré hacer todo el bien que pueda en todo momento poniendo en suspenso las circunstancias en las que me halle y sin esperar a que mejoren las condiciones.

Vero.





domingo, 18 de mayo de 2014

Serenidad: de la paja a la viga

Segundo peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII):
"Sólo por hoy pondré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis modales, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, salvo a mí mismo".
Pone San Lucas en boca de Jesús estas palabras:
“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lc 6, 41-42).
Ocúpate de mejorarte a ti mismo y luego podrás mejorar la vida de los demás o ¿acaso puedes dar lo que no tienes?

Propósito: Cuando vea un defecto en otra persona no solo no la juzgaré sino que examinaré si yo mismo pudiera tenerlo también, que será lo más probable.

Vero.

sábado, 17 de mayo de 2014

Serenidad: cada día su afán

Primer peldaño para alcanzar la serenidad (según San Juan XXIII)
"Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente este día, sin querer resolver de una sola vez el problema de mi vida".
Pone San Lucas en boca de Jesús estas palabras:
"No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio afán"
(Lc 12, 31-34)
Se me hace arrogancia querer atacar más problemas de los que el propio día contempla: ¿qué sabes tú de tu futuro?

Propósito: solo cuando haya resuelto bien el trabajo de hoy podré pensar en ocuparme en el de mañana.

Vero.


viernes, 16 de mayo de 2014

Pax Christi!

En la antífona de comunión de la misa de la misa del lunes de la IV semana de Pascua se cita el versículo 19 del capítulo 20 del Evangelio de San Juan, que dice así:
"Entró Jesús y se puso en medio de sus discípulos y les dijo: Paz a vosotros".
¿No te han sonado a música celestial esas palabras: Paz a vosotros?
Justo cuando los apóstoles viven inmersos en una etapa de confusión emocional porque todavía no  han terminado de asimilar todos esos acontecimientos que acaban de vivir, escuchan esas maravillosas palabras que les desean la paz.

Además, esa paz no es deseada para ellos por cualquiera sino que es la Paz, la que solo puede venir de Dios, esa Paz que solo puede ser acogida por un corazón enamorado, esa Paz que no puede ser alojada en otro lugar que en las bambalinas del amor.
¿Conoces alguna forma mejor de saludar a los demás que con esa fórmula cristiana de desear la paz a los demás?  Pax Christi!
Vero.

jueves, 15 de mayo de 2014

La sombra de la Custodia

En cierta ocasión entré en una Iglesia en la que tenían expuesto a Jesús Sacramentado. Unas ancianas mujeres, con una gran delicadeza que manifestaba su cariño, embellecieron el altar y parte del presbiterio con flores, velas y un biombo tapizado con una rica tela. La Custodia, bien iluminada, destacaba especialmente sobre el fondo rojizo que proporcionaba el biombo.

La luz incidía directamente sobre la Custodia brillante, mientras que la blanquísima Forma sagrada, sujeta en el dorado viril, proyectaba sobre el biombo una sombra oscura que reproducía fielmente el perfil de la artística Custodia.

Yo, en mi oración, le decía al Señor sacramentado:
La sombra tiene la misma forma que la Custodia que la proyecta, pero no son lo mismo la Hostia consagrada que su tenue sombra, solo se parecen, comparten la forma visual. Sin embargo, en la Eucaristía Dios nos oculta su divinidad, que no vemos, de modo semejante a como la sombra nos indica esa forma del blanco de la Hostia consagrada. 
Salvando las distancias, hay una cierta "homotecia esencial" entre la divinidad, la custodia con la Forma consagrada que en ella se aloja y su sombra proyectada.
¿Me voy a extrañar, entonces, de que Dios se me oculte bajo la especie del Pan?

Vero.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Camino de la serenidad

Leía hace pocos días en un blog los diez consejos que proponía el recién canonizado San Juan XXIII para recorrer el camino de la serenidad, tan importante en la vida cristiana:

  1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente este día, sin querer resolver de una sola vez el problema de mi vida.
  2. Sólo por hoy pondré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis modales, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, salvo a mí mismo.
  3. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
  4. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
  5.  Sólo por hoy haré una buena acción sin decírselo a nadie.
  6. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido procuraré que nadie lo sepa.
  7. Sólo por hoy seré feliz, en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en este mundo, sino también en el otro.
  8. Sólo por hoy haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
  9. Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena  providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
  10. Sólo por hoy no tendré temores: De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

Porque el Papa bueno solía reflexionar:
"Puedo hacer el bien durante un día. Lo que me desalentaría sería pensar en tener que hacerlo durante toda mi vida".
Así que ¿por qué no comienzas por hoy mismo?
En los próximos días iremos trabajando algunas ideas.

Vero.



martes, 13 de mayo de 2014

Fátima

Hoy, 13 de mayo celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Fátima. En alguna ocasión te puede haber ocurrido que Jesús llama a tu puerta y no te atreves a abrirle, quizás porque tu conciencia te recrimina algo o porque la comodidad te impide abrirte a la novedad.

Si habitualmente te acostumbras a vivir con María, si tomas el papel de Juan y la alojas en tu casa, cuando Jesús llame le abrirá María y ¿te puedes imaginar la alegría que se llevará al ver que le recibe su Madre, que es la tuya?

Toda esa mediocridad que infecta tu relación con Jesús quedará como anulada por la presencia de María en su encuentro con Jesús, en la puerta de tu casa.

Alguien llama a tu puerta, ¿lo oyes? Y ahora ¿qué harás?

Vero.

lunes, 12 de mayo de 2014

Virtud, aquí y ahora

Ser cristiano no es una opción, una posibilidad, una elección. Ser cristiano es un camino, seguir a la Persona que abrió ese camino, peregrinar tras las huellas de Cristo.
Por ello me quedo con la espiritualidad para alejarme del espiritualismo. Para andar el camino son necesarias las virtudes: humanas y sobrenaturales. Y hay que esforzarse por adquirirlas y pedirlas, porque son un don en permanente construcción.

Copio un texto de San Josemaría (Camino, 409):
No pensemos que valdrá de algo nuestra aparente virtud de santos, si no va unida a las corrientes virtudes de cristianos.
-Esto sería adornarse con espléndidas joyas sobre los paños menores.
¿Cuáles son los puntos en que debes luchar en cada una de las virtudes? Pero, ten en cuenta, una a una.

Vero.

domingo, 11 de mayo de 2014

Primera Comunión

No hace mucho me llegó noticia de que un niño hacía su primera Comunión y ello me trajo algunos recuerdos y sentimientos que ahora materializo.
¡Qué ilusión habría puesto esa criatura para recibir por primera vez a Jesús sacramentado en su alma, en su cuerpo!
¿Te acuerdas, lector, de aquella primera vez en que la Persona divina de Jesús -perfecto Dios y perfecto Hombre- estuvo en contacto sacramental e íntimo con tu propia persona humana?
Tengo seguridad de que Jesús estará muy cómodo en el alma de ese niño, convertido en un nuevo sagrario. Pienso que estará mucho mejor, incluso, que en el Sagrario parroquial porque Jesús habrá sido acogido por esa infancia con el cariño que proporciona la libertad de querer recibirle bien preparado y desde la más hermosa de las purezas.

Por eso aproveché todo el día para adorar al Jesús que anidó por primera vez en aquél corazón recién estrenado, sin ruido de palabras, sin manifestación de sentimientos, solo contemplando el ayuntamiento de la divinidad y la humanidad: no solo en la persona divina de Jesús sino en la persona humana de aquel niño.
¿Te has planteado alguna vez cuál será la ocupación de tu Ángel de la Guarda cuando comulgas? Seguro que permanecerá en una intensa adoración de Jesús al contemplar que su protegido ha quedado transformado en un Sagrario.
Vero.

sábado, 10 de mayo de 2014

María, mujer eucarística y de oración.

Hoy, sábado de la III semana de Pascua, el salmo responsorial está tomado del Salmo 115 del que extraigo algunos fragmentos:
¿Qué retornaré al Señor por todas las cosas que me ha dado?
Tomaré el cáliz de la salvación, e invocaré el nombre del Señor.
...
Oh, Señor, siervo tuyo soy; yo soy siervo tuyo e hijo de tu esclava.
Tú rompiste mis lazos, a ti sacrificaré hostia de alabanza, y el nombre del Señor invocaré.
Es una invitación a la acción de gracias que nos sugiere el modo de llevarla a buen término: tomar el cáliz de salvación invocando el nombre del Señor; una imagen preciosa de la Eucaristía (el cáliz de salvación) y la oración (invocar el nombre de Dios). Las dos realidades son fuentes de intensa interacción con la gracia divina.

Además, somos siervos de Dios porque somos hijos de su esclava: el título con el que María (mujer eucarística en palabras de San Juan Pablo II) se ofrece a Dios en la embajada del Ángel que culmina con la Encarnación del Hijo de Dios.
Y vuelta a la misma imagen: el sacrificio de una oblación de alabanza y la invocación del nombre del Señor.

¿No te queda claro, querido lector, la realidad que Dios busca en ti?  Pan y Palabra, Eucaristía y Oración.
¿Encontrará la divinidad en ti eso que busca? No te preocupes, pero no dejes de pedírselo a María.

Vero.

viernes, 9 de mayo de 2014

La cena de Emaús

Ya han llegado a Emaús los dos discípulos procedentes de Jerusalén con Jesús, su acompañante fortuito. El Señor hace ademán de continuar con el camino pero aquellos dos personajes le disuaden con el ruego de que se quede con ellos.

Se disponen a cenar y Jesús parte el pan. Justo en ese momento -relatarán después a los apóstoles aquellos discípulos- reconocieron a Jesús, porque hasta ese momento no sabían quién era.

Jesús hace un gesto que les abre los ojos; la fe es una virtud personal que se asienta en el alma dispuesta, pero procede de Dios. Jesús había preparado con la explicación de las Escrituras a las almas de aquellos dos abatidos y solo después realiza el signo que les abre los ojos para que le reconozcan.

Aquellos discípulos ya habían empezado a hacer su oración con Jesús, pero no lo podían contemplar, porque la contemplación requiere el reconocimiento de lo contemplado.

Solo con la fe podemos contemplar, porque solo con la fe reconocemos a Jesús, sabiendo que Él se vale para ello sobre todo de las circunstancias ordinarias, de un acto tan simple y común como es partir el pan.

Solo la contemplación te proporcionará la inteligencia de la paz, capaz de saciarte de gozo, porque te hará reconocer la presencia de Dios.

Vero.

jueves, 8 de mayo de 2014

El deseo y el Amor

Discretamente y como en confidencia me contaba una persona que una tarde interrumpió su trabajo y decidió ir a una Iglesia próxima a su domicilio para hacer un rato de oración. Su propósito era pedir por las necesidades acuciantes de otras personas cercanas que le habían confiado sus preocupaciones y necesidades.

Por el camino y en su interior iba diciéndole al Señor que cuando llegara al templo abriría figuradamente las puertas del Sagrario para alojar allí las personas por las que tenía intención de pedir.

Al llegar a la Iglesia se encontró con la agradabilísima sorpresa de que, a pesar de lo intempestivo de la hora (media tarde), el Santísimo permanecía expuesto en la Custodia sobre el altar del presbiterio.

No se había dado cuenta de que era un jueves previo al primer viernes de mes, en el que tradicionalmente la Iglesia propone a los fieles la adoración de la Eucaristía: el párroco de esa Iglesia había decidido exponer al Santísimo Sacramento durante toda la tarde.

Allí hizo su oración pausada, confiada, profunda y tranquila. Esta vez, al regresar a su casa, le repetía al Señor:
Señor, yo iba con la intención de alojar a esos amigos necesitados en el Sagrario sin saber quién me lo "abriría": la oración de deseo abriría la puerta del tabernáculo. Sin embargo, Tú -en tu generosidad- quisiste que aquellos pocos que estuvimos en la Iglesia te tuviéramos sobre el altar.
Adonde no hubiera podido llegar mi deseo, llegó sobradamente tu Amor.
Una vez más el Señor sale a tu encuentro.

Vero.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Abre, Señor, mis labios

Dice la antífona de entrada de la Misa del miércoles de la III semana de Pascua:
"Llena está mi boca de tu alabanza, y de tu gloria todo el día. Te aclamarán mis labios, Señor, y mi lengua todo el día recitará tu auxilio. Aleluya".

El contacto con Jesús resucitado produce estos efectos: no poder callar y gozo rebosante.
¿Es posible emplear mejor los labios que pronunciando las palabras que Dios mismo nos ha entregado.

La lectura meditada de la Sagrada Escritura engendra en quien la lee con el corazón abierto una necesidad imperiosa de alabanza al Altísimo porque no puede sino reconocer su inmensa sabiduría.

Para que mantengas íntegra la presencia de Dios, te propongo que hoy repitas frecuentemente la siguiente oración de alabanza de gran tradición en la liturgia de la Iglesia:
V. Domine, labia mea aperies. [Abre tú, Señor, mis labios]
R. Et os meum anuntiabit laudem tuam. [Y mi boca publicará tus alabanzas]
Vero.

martes, 6 de mayo de 2014

San José, artesano

La fiesta de San José Obrero nos induce a reflexionar sobre esa actividad de servicio artesano que prestaría San José a las gentes con las que convivía y que sería su medio de vida.
El artesano es aquel que fabrica con sus manos, algo de paciencia y mucho arte esos objetos manufacturados que servirán después a quienes adquieren sus obras. San José es artesano.

La Iglesia también nombró a San José patrón de la buena muerte, quizá porque cuando muriera (se supone que falleció antes del comienzo de la vida pública de Jesús por el silencio evangélico sobre su vida) tuvo la oportunidad de tener a su lado a Jesús y a María: 
¡Qué mejor visión se puede tener en el lecho de muerte! ¡Puede darse una muerte más dulce! ¿No te da un poco de sana envidia?
Santa Teresa tomó a San José como maestro de oración, porque él con su vida mantuvo un diálogo constante e íntimo con aquellos a quienes tenía el encargo divino de cuidar: María y Jesús.
Podemos pedirle a San José que nos enseñe a hacer oración y que vaya construyendo en nuestra vida todo eso que nos hace falta para tejer una existencia amorosa, por eso podemos encargarle al bienaventurado José que nos ayude con la artesana marquetería de las filigranas de nuestra alma.

Vero.

lunes, 5 de mayo de 2014

Orar con la Escritura

Siguiendo con la escena de Emaús que comentábamos hace dos días, vemos que aquellos dos discípulos comienzan a hacer oración con Jesús, aunque ellos no le habían reconocido.

Es una oración muy triste porque desconocen la identidad divina de su interlocutor, pero es un comienzo de diálogo. Jesús acepta ese diálogo y les acompaña.

Bien sabía Jesús lo que había ocurrido en los días anteriores, pero se hace el ignorante porque quiere que ellos se lo cuenten, desea que aquellos dos discípulos vuelvan sobre sus propias palabras.

Ahora que ya han entablado una conversación profunda comienza a arder su corazón, porque la palabra divina es luz y la Luz es la vida de los hombres. Por eso, su corazón comienza a palpitar al hilo de la inteligencia de la Escritura, explicada por el mismo Verbo divino, encarnado y ahora resucitado.

Solo cuando descubran quién es quien les acompaña se saciarán de gozo con su presencia, pero de momento, su incipiente oración comienza a trabajar en sus corazones.

Pídele a Jesús que te abra los ojos para comprender su Palabra.

Vero.

domingo, 4 de mayo de 2014

Camino de Emaús

Jesús acompaña en el camino a dos discípulos de Emaús.
Cuenta San Juan en el capítulo 24 de su evangelio que Jesús, una vez resucitado, de incógnito, se hizo el encontradizo con dos discípulos que abandonaban Jerusalén rumbo a la aldea de Emaús próxima a la ciudad santa.

Caminaban decepcionados y abatidos por los acontecimientos vividos en ella durante los días anteriores y que habían finalizado con la muerte ignominiosa de Jesús en la Cruz. Al fin y al cabo, la Cruz no dejaba de ser un patíbulo.

Jesús se interesó por la conversación que llevaban y al manifestar estos su desilusión y el motivo de su tristeza, Jesús les explicó cuanto en la Ley y los Profetas se anunciaba sobre Él.

Sigue San Juan con el relato:
"Se acercaron a la aldea a donde iban, y Él dio muestras de ir más lejos. Pero lo detuvieron por fuerza, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde y ya declina el día. Y entró con ellos. Estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo y habiéndolo partido se lo dio. Y se abrieron sus ojos y lo conocieron. Él entonces desapareció de su vista.
Y dijeron uno a otro: ¿Por ventura no ardía nuestro corazón dentro de nosotros, cuando en el camino nos hablaba y nos explicaba las Escrituras?"
Dejemos ahora trotar el corazón:

  • Primero. Jesús sale al encuentro y se interesa por sus tristezas.
  • Segundo. Jesús les ilumina con su Palabra, la Sagrada Escritura para abrirles los ojos de la fe.
  • Tercero. Una vez nutridos con su Palabra, los discípulos ya no pueden prescindir de ella y le piden a Jesús que se quede con ellos.
  • Cuarto. Ahora Jesús bendice y parte con ellos el pan. Los discípulos reconocen a Jesús justo con la fracción del pan.
  • Quinto. Una vez alimentados con el pan y la palabra ya no es necesaria la presencia física de Jesús. Ahora aquellos dos personajes de Emaús son verdaderos discípulos; Jesús les ha convertido en parte de Él.

En la Misa, también se celebran estas dos liturgias: la de la Palabra y la Eucarística.
Piensa: ¿reconoces a Cristo en las lecturas sagradas y en la comunión?

Vero.

sábado, 3 de mayo de 2014

La Humanidad sufriente de Jesús

Cristo de uñas sucias (Rafael Pintos-López).
No creo que mucho me equivoque afirmando que hoy te hace falta leer esto que te copio a continuación de una homilía de San Josemaría recogida en su libro Amigos de Dios (n. 299 y 301):
"Seguir a Cristo: éste es el secreto. Acompañarle tan de cerca, que vivamos con Él, como aquellos primeros doce; tan de cerca, que con Él nos identifiquemos[...]".
Y sigue con algo que te hiere, pero que a la vez te conforta:
"Pero no olvidéis que estar con Jesús es, seguramente, toparse con su Cruz. Cuando nos abandonamos en las manos de Dios, es frecuente que Él permita que saboreemos el dolor, la soledad, las contradicciones, las calumnias, las difamaciones, las burlas, por dentro y por fuera: porque quiere conformarnos a su imagen y semejanza, y tolera también que nos llamen locos y que nos tomen por necios".
Mi comentario es sucinto, pero no por ello tenue:

¿Has leído bien?: dolor, soledad, contradicciones, calumnias, difamaciones, burlas. Sí, sí, vuelve a leerlo.
Es la manifestación palpable de la Humanidad de Jesús, que se expresa también en el dolor y en el sufrimiento como se puso de relieve también en muchos momentos de alegría y de gozo.
¿Llevas la Cruz? Bien; es la Cruz de Él y te ha enseñado los clavos. Llévala con dolor, pero -no lo olvides- con alegría.
Y si todavía piensas que no, que la cruz es tuya porque adviertes que el rejón abre tu carne, deja que Él sea tu cirineo.

Vero.

viernes, 2 de mayo de 2014

Que por mayo, era por mayo

Se atribuye a San Bernardo de Claraval (siglo XII) esta bellísima oración a la Virgen, aunque se hizo popular en el siglo XVI: se trata del Acordaos o Memorae.

Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.

Animado con esta confianza,
a ti también acudo,
oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.

No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente.

Amén.

¿Te has enterado bien de lo que dice? ¿A que no te atreves a releerla, esta vez con el corazón?
Pensaba que sería un buen comienzo para este mes de mayo: ¿piensas que no sería también un buen final?

Propóntelo cada día.

Vero

jueves, 1 de mayo de 2014

Madre de Misericordia

¡Dios te salve, Reina y Madre de MISERICORDIA!...
... A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ayer leía que un suspiro es el aire que nos sobra por alguien que nos falta. La mayor falta es alejarse de ese Dios que tanto nos ama que entrega su vida por mí, por eso la misericordia de la Señora nos consolará de tanta lágrima.

Si aun no te has enterado de que esto es un valle de lágrimas, te queda mucho camino por recorrer, porque efectivamente hay lágrimas, pero también es un valle: también se llora de felicidad.

Además hoy se celebra San José, obrero; esposo de María:
Yo rezo todos los días esta oración de preces a San José:
V.
Ad Sanctum Ioseph Sponsum Beátӕ Maríӕ Vírginis.
[A San José, el esposo de la beata Virgen María]

R.
Fecit te Deus quasi Patrem Regis, et dóminum univérsæ domus eius: ora pro nobis.
[Dios te hizo como padre del Rey, y señor de toda su casa: ruega por nosotros]
Es un buen día para pedir por los trabajos y por todos los parados, por los empresarios y trabajadores que se portan bien y por los que son algo sinvergüenzas. Cada parado es un drama humano que no podemos olvidar.

Vero.