Segundo día de la octava del Corpus Christi:
Se me hace evidente que Jesús tiene cierta debilidad por el pan. Es un elemento característico de muchas culturas y en especial de aquella en la que él vivió aquí en la Tierra. Al contacto con el pan, Jesús siempre hace algo.
Por ejemplo, los discípulos le presentan unas hogazas y Él las multiplica para dar de comer a aquellos miles de personas que le habían seguido y de las que se apiadó porque no tenían qué comer ni a dónde ir. En ese milagro, aprovecha la ocasión para abrir los ojos de la fe a los apóstoles, que están aprendiendo que Él es el Hijo de Dios.
Cuando toma el pan en la Última Cena, Jesús lo consagra: convierte ese pan en su propio Cuerpo, y el vino en su propia Sangre. Después, su cuerpo es distribuido a los apóstoles y reciben el mandato de repetir ese sacrificio en memoria suya.
Pero siempre, siempre, al contacto con el pan, Jesús lo reparte. se convierte en un signo de caridad, la entrega de un bien o de sí mismo.
Por tu vocación cristiana: tú también eres pan. Pero, a ejemplo de Jesús, ¿te entregas?
Vero.
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