Brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas.
¿Sientes tu corazón enfermo? ¿Está tu labranza baldía? Pide el aliento fecundo de la Luz divina, que enjugará tus lágrimas y reconfortará tu duelo.
Vero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario