"Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.Recurrir al Señor, en toda circunstancia, siempre es una buena idea. Tan buena, que quizá no se te ocurra a ti, probablemente sea una sugerencia del Espíritu Santo. Es una invitación continua a buscar el rostro del Señor.
Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca".
¿Te has preguntado alguna vez qué significa el "rostro"? Aquello por lo que se reconocen las personas, lo que exteriormente las hace específicas. El rostro del Señor es la característica por lo que le identificamos, aquello que nos manifiesta. Lo que Dios nos da a conocer es su única idea, el Hijo, la Palabra hecha carne. Por tanto, buscar el rostro del Señor es contemplar a Jesús.
Y ¿qué rasgos encontramos en ese rostro? Estos son los rasgos: las maravillas que hizo, sus prodigios y las sentencias que emanan de su boca. Reconoces al Señor cuando eres consciente de sus maravillas, sus prodigios y sus mandatos.
Su Ley es tu Vida.
Vero.
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