domingo, 27 de julio de 2014

El hacha al pie del árbol

Continúa el Libro de Miqueas 2,1-5:
"Por eso, así habla el Señor: Yo proyecto contra esta gente [los que proyectan iniquidades y traman el mal durante la noche] una desgracia tal que no podrán apartar el cuello, ni andar con la cabeza erguida, porque será un tiempo de desgracia. Aquel día, se proferirá contra ellos una sátira y se entonará esta lamentación: Hemos sido completamente devastados; ¡se transfiere a otros la parte de mi pueblo! ¿Cómo me la quita a mí y reparte nuestros campos al que nos lleva cautivos?".
La  justicia divina contra los que abusan de su poder está pronta: ya está puesta el hacha al pie del árbol. Llegado el tiempo, no podrán apartar el cuello. Ni siquiera podrán mantener su cabeza erguida por la soberbia de su poderío. Cada uno obtendrá el fruto de su propio cosecha, la semilla multiplicada de aquello que haya sembrado.

Antes de que las propias maldades den fruto conviene examinar la calidad de la semilla, siempre humilde, sin llegar a permitir que brote la cizaña.

Nunca dudes de la justicia divina, sin embargo, si tienes por oficio o por obligación hacer justicia, no esperes al final de los tiempos y comienza la obra de la justicia divina ya desde este momento.

¿Eres consciente de haber cometido alguna injusticia en tu vida contra alguien? Pues decídete a reparar desde ahora mismo.

Vero.

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