martes, 1 de julio de 2014

La ternura divina

Seguimos, como ayer, con el salmo 102, que continúa así:
"Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura".
Si en el ejercicio que te propuse ayer recorriste tu vida, notarías que había acciones, pensamientos, omisiones que se te pondrían de pie castigando tu conciencia: eso que, a tiempo pasado, hubieras querido evitar o no omitir.

No hay que perder la alegría porque "Él perdona todas tus culpas" y si esas culpas aparecieron repetitivamente, porque subyacía alguna dislexia espiritual, tampoco te preocupes porque "Él cura todas tus enfermedades".

Incluso si aquella enfermedad te causó la muerte, todavía cuentas en sus planes porque "Él rescata tu vida de la fosa"; y por si esto fuera poco, "Te colma de gracia y de ternura".

A la luz de las palabras de este salmo, tu mayor desgracia, tu enfermedad degenerativa espiritual, sería no reconocerle como Padre.

Vero.

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